Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- La transformación de Michoacán no llegará únicamente desde el gobierno: requiere la voz, el compromiso y la acción decidida de la ciudadanía. Así lo plantea Eduardo Orihuela Estefan, presidente del Consejo Económico y Social de Michoacán (Cesmich), quien subrayó que solo con una sociedad activa, crítica y organizada se podrá construir un estado más justo, seguro y próspero.
A punto de cumplir tres años al frente del organismo, Orihuela reflexionó sobre el papel fundamental que juega la sociedad civil en el diseño de políticas públicas y en la construcción de un desarrollo equitativo. “La vida pública hoy requiere de mayor participación de la ciudadanía”, afirmó. Para el presidente del Cesmich, más allá de partidos o coyunturas políticas, lo esencial es que los ciudadanos recuperen los espacios de interlocución con el Estado.
El Consejo, dijo, ha promovido iniciativas concretas como el documento “50 acciones que trascienden”, una propuesta integral construida con expertos, organizaciones civiles y ciudadanos que abordan, desde la seguridad y el medio ambiente hasta la digitalización y el desarrollo económico. Muchas de estas acciones ya se han puesto en marcha, aunque lamentó que los gobiernos tiendan a encerrarse en sus propias dinámicas, desconectándose del diálogo con la sociedad.
Uno de los grandes obstáculos para la participación, subrayó Orihuela, es el miedo provocado por las condiciones de inseguridad. Esto ha derivado en una ciudadanía replegada, poco organizada y desconfiada de las instituciones. Sin embargo, insistió en que revertir esta situación solo es posible si la sociedad se involucra de manera más decidida en los asuntos públicos.
"El gran reto es que los funcionarios no se sientan amenazados por las ideas ciudadanas, y que la ciudadanía tenga claridad sobre qué quiere proponer”, señaló. Para Orihuela, no se trata únicamente de hablar de más seguridad, sino de establecer con precisión qué se debe hacer para alcanzarla: profesionalización policial, vigilancia ciudadana, nuevas políticas públicas y evaluación de resultados.
En este sentido, el presidente del Cesmich consideró crucial fomentar una mayor comunicación entre los diversos sectores sociales. “Hay muy poca interacción entre organizaciones civiles que podrían enriquecerse mutuamente”. Ejemplificó con el caso de los ecologistas y los productores agropecuarios, quienes, en vez de verse como enemigos, deberían trabajar juntos para alcanzar una producción sostenible.
Frente a una historia reciente sin grandes proyectos transformadores —como lo fueron la autopista Morelia-Lázaro Cárdenas o la expansión del aguacate—, Orihuela señaló que Michoacán necesita con urgencia una nueva visión. “Llevamos décadas sin obras de infraestructura de alto impacto ni planes de desarrollo económico que detonen verdaderos cambios”, lamentó.
Al respecto, cuestionó si los nuevos polos de desarrollo en Lázaro Cárdenas y Morelia representan una verdadera oportunidad o simplemente son una reedición de proyectos fallidos del pasado. “Lo frustrante no es que se propongan otra vez, sino que no se hayan ejecutado en su momento”, dijo. Llamó a aprovechar esta coyuntura y, sobre todo, a escuchar a la ciudadanía.
Finalmente, Orihuela hizo un llamado directo: “Michoacán no puede seguir esperando. Necesitamos un pacto entre ciudadanos, universidades, empresas y gobiernos. Solo así construiremos un futuro más justo, seguro y próspero. Y todo comienza con una ciudadanía que participe, que proponga y que no se rinda”.
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