Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- Al cumplirse una década del surgimiento de los grupos de autodefensa y la designación de un tercer gobernador para concluir el periodo de cuatro años para el cual había ido electo Fausto Vallejo Figueroa, Salvador Jara Guerrero analiza a la distancia esa época y destaca que su mayor satisfacción fue devolverle al estado la paz y la gobernabilidad, evitando que Michoacán se hubiera convertido en un estado fallido.

Retirado de las actividades políticas y asentado en el norteño estado de Durango, el exgobernador sustituto, quien rindió protesta en el Congreso del estado el 21 de junio de 2014, reflexiona sobre las decisiones que tuvo que asumir en la que fue la época más convulsa de Michoacán en las últimas décadas. No se arrepiente de ninguna, pero sí reconoce que le faltó tiempo a su gobierno o mayor interés al siguiente para concretar el proyecto de renovación de los cuerpos policiacos.

Lamenta la situación de inseguridad que vive hoy Michoacán y el resurgimiento de grupos criminales que nuevamente tienen en vilo la seguridad de los michoacanos. Recuerda que cuando entregaron el gobierno, solo en un año, con el respaldo del gobierno federal, desarticularon al cártel más poderoso del estado: Los Caballeros Templarios y dejaron cifras históricas en materia de seguridad: casi cero casos de secuestros y extorsiones, avance que presumieron los gobiernos siguientes.

Pero al ser cuestionado sobre las críticas vertidas contra la decisión de aceptar dentro de las policías rurales o grupos de autodefensa a presuntos integrantes de grupos criminales de Jalisco y Michoacán, conocidos en entonces como “los perdonados” y que hoy encabezan algunas de las células criminales que azotan la entidad, Jara Guerrero explica que optaron por privilegiar los acuerdos para garantizar la seguridad en las poblaciones.

- Lo primero fue tristeza porque yo creo que el asesinato de cualquier ser humano nunca causa alegría, siempre causa tristeza (…) cuando la muerte de cualquier persona duele, la muerte de alguien con convicciones, se haya equivocado o no, yo no quiero calificar si estuvo él en lo correcto, yo no estaba de acuerdo en todo lo que decía y lo que planteaba Hipólito, pero no merecía morir, era simplemente alguien que estaba luchando por sus convicciones.

Inevitablemente surge el nombre de quien encabezó la Comisión para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán y que en el estado socarronamente se le conoce con el “Virrey”: Alfredo Castillo Cervantes. Para el exprocurador del Edomex, a quien se refiere como su “amigo” y con quien mantiene hasta hoy contacto, solo tiene agradecimiento y reconocimiento por el trabajo realizado en seguridad y por el acompañamiento a su gobierno.

También se le cuestiona sobre si a través de su fugaz paso por el gobierno michoacano pudo apoyar más las finanzas de la Universidad Michoacana, encabezada hoy precisamente por una de sus entonces allegadas y con quien ya no mantiene tanta cercanía, Yarabí Ávila González. Sin dudarlo, el exrector nicolita expresa que promovió una iniciativa para garantizar un porcentaje fijo del Presupuesto de Egresos del estado que le brindara seguridad y tranquilidad financiera pero desafortunadamente fue frenado por algunos integrantes del Congreso.

Precisamente uno los que fueron más críticos de su paso por el gobierno michoacano fue Carlos Torres Piña, entonces dirigente estatal del PRD y actual precandidato de Morena a la alcaldía de Morelia. El entonces perredista, luego de enumerar los errores que cometió en materia de seguridad y su manejo administrativo, luego de la presentación de su único informe de Gobierno, lo criticó también por sus “posturas obsequiosas con la Federación”.

oag