Por Omar Arriaga Garcés

Morelia, Michoacán (MiMorelia).com).- El carnaval, del latín carnelevarium, es la fiesta que los romanos católicos celebraban previo a la Cuaresma, un periodo de licencia antes de que se retire la carne o los piadosos entren en un momento de abstención.

La más famosa de esas fiestas, fundada formalmente en 1296 y viva hasta 1797, cuando Napoleón invadió Italia, es el Carnaval de Venecia, recuperado a partir de 1979 y que inició hoy sábado 27 de enero en la ciudad de los canales, donde estará celebrándose hasta el 13 de febrero. Aquí te diremos cómo ir desde Morelia, pero antes, un poco sobre la festividad.

Aunque en Venecia, antes del año 1300, las autoridades señalaban que la gente era libre por unos cuantos días de hacer cuanto quisiera, lo cierto es que el Carnaval era un periodo lleno de intrigas, que el gobierno veneciano de turno utilizaba para saber qué era lo que realmente pensaba el pueblo.

La máscara y el disfraz, como en las fiestas públicas de la Antigüedad griega, abolían las diferencias sociales, ya fuera de clase, religión y sexo, con lo que se podía dar rienda suelta a las bajas pasiones y al desenfreno, antes de que llegara el periodo de reflexión y recato.

Cuando se creó, en torno al final del siglo XIII, el Carnaval de Venecia llegó a durar hasta seis meses, con su colorido y sus máscaras, muchas de las cuales se remontan a la Comedia del Arte, así como a la propia peste, pues una de las más célebres, la careta del Doctor Peste, era una que los médicos de aquel tiempo empleaban para no contagiarse.

Aun cuando el Carnaval comenzó en torno al año 1100 y se celebró de manera oficial desde 1296, la mayoría de las máscaras y disfraces que hoy se usan todavía, datan del siglo XVII: los colores, las plumas, las telas, el estilo casi pictórico de las escenas, todo tiene como marco el impresionante paisaje de puentes, casas y canales con siglos de antigüedad.

Pareciera que ir desde la capital michoacana sería algo complicado, pero la verdad es que no es muy difícil. La tarea la facilitan mucho buscadores como Skyscanner o páginas de Facebook como Vuela a la vida, Gurú de viaje o Vuelax, donde usualmente suele haber promociones para embarcarse a Europa.

Lo primero es comprar un vuelo. Estos suelen costar entre ocho y doce mil pesos, ida y vuelta, desde Cancún o Ciudad de México, directos por lo general si se trata del Aeropuerto Internacional de Cancún y con una o dos escalas si se trata de la capital del país. A veces también hay otros aeropuertos, como el de Puerto Vallarta, pero la verdad es que casi todos salen de esos dos primeros.

Una vez en Europa, el destino será Madrid, París, Londres, Lisboa, Bruselas, Milán o alguna ciudad grande en aquellos países. Lo primero es comprobar en un buscador de vuelos las conexiones entre la ciudad a la que se comprará el vuelo, e Italia. No suele costar más de 800 pesos un solo trayecto.

Hay que checar bien las conexiones porque desde París hay vuelos directos a Venecia hasta en 250 pesos, pero desde Londres o Madrid no, y lo más común es ir a Milán. Si tienes tiempo suficiente, es la mejor opción para hacer una escala y conocer otro destino.

Una vez en cualquier parte del territorio italiano, como Florencia, Roma o Milán (desde Nápoles es un poco más complicado, pero también es posible), lo más sencillo es tomar un tren de Trenitalia, la compañía estatal ferroviaria de Italia, cuyo costo no pasa, si se compra con anticipación, de unos 500 pesos mexicanos. O si el presupuesto lo permite, uno puede darse un lujo y viajar por Italo Treno.

La cuestión del hospedaje es quizá la más sensible. Si uno quiere quedarse en la isla, es decir, en Venecia, ya sea para admirarla de noche o para sentir lo que implica dormir en sus callecitas y canales, lo mínimo serán unos mil 300 pesos por habitación. De ahí, para arriba, los precios se disparan. Y más aun si se trata de la temporada alta.

Si uno no es tan exigente o tiene un presupuesto más modesto, se puede quedar en Venecia Mestre o incluso en Marghera, zonas cercanas a Venecia, aunque no están en la isla.

Desde ahí, hay hospedaje más económico; por ejemplo, en algunos campamentos montados por los prestadores de servicios, de menos de mil pesos. De ahí, ir a perderse a los canales cuesta no más de treinta pesos, que es lo que cuesta el transporte público desde ahí: ya sea tranvía, tren o autobús.

Aplique lo mismo, pero a la inversa para volver a la capital michoacana. No hay pretexto para ir al Carnaval de Venecia, si no este año, sí el siguiente.

oag