Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- El mercado del iGaming en México está experimentando un crecimiento dinámico, estableciéndose como un actor destacado en la industria mundial. Impulsado por un apasionado interés por los deportes, en particular el fútbol, y una infraestructura digital en rápida expansión, el país está experimentando un auge del juego y las apuestas en línea. Sin embargo, retos persistentes como una normativa obsoleta y el dominio incontrolado de operadores extraterritoriales plantean obstáculos a su pleno potencial.
Este análisis profundiza en las amplias posibilidades del mercado del juego en México, respaldado por una rica historia del juego y una población joven y conocedora de la tecnología. La exploración pretende dilucidar las razones de la emergencia de México como punto focal para las partes interesadas en la industria del iGaming en todo el mundo.
El panorama del iGaming en México también refleja un creciente entusiasmo por el crash game, un género popular dentro de las plataformas de juego online. Crash game es un popular juego de apuestas en línea conocido por su sencillez. En este juego, los jugadores hacen apuestas sobre el resultado de un multiplicador creciente para cobrar antes de que el multiplicador caiga a cero.
Cuanto más esperen los jugadores antes de cobrar, mayor será el pago potencial. Sin embargo, si no cobran a tiempo, pierden su apuesta cuando el multiplicador cae. El juego suele consistir en un gráfico o una línea que comienza en 1x y aumenta gradualmente, y los jugadores deciden cuándo cobrar en función del multiplicador creciente. Aunque el multiplicador puede aumentar rápidamente, al final vuelve a caer a 1x, con lo que se pierden las apuestas activas.
El juego incorpora riesgo y estrategia, lo que obliga a los jugadores a predecir el momento adecuado para cobrar antes de que se produzca la caída. Los jugadores con éxito suelen emplear varias estrategias para maximizar los beneficios potenciales y minimizar las pérdidas. Los jugadores deben apostar de forma responsable, ser conscientes de los riesgos financieros potenciales y considerar la legalidad de estos juegos en su jurisdicción.
El sector del iGaming de México ya se ha ganado una posición significativa en la escena internacional, siendo uno de los países latinos que autoriza el juego e influyendo en las estrategias de muchos actores de la industria. A medida que el sector madura en uno de los mercados emergentes más apasionantes a escala mundial, la atención se centra en las costumbres, la normativa y la preparación tecnológica del juego mexicano.
Considerado el centro neurálgico del juego con dinero real en América Latina, México concede licencias formales para los servicios de juego orientados al consumidor, incluso a empresas extranjeras. Esto ha dado lugar a una amplia gama de opciones de juego, en particular en el ámbito de las apuestas deportivas.
Sin embargo, la normativa vigente se centra principalmente en las formas de juego tradicionales y terrestres, por lo que es necesario actualizar la legislación. Lo mismo ocurre con los mecanismos de supervisión del mercado y la posibilidad de una estructura fiscal más adaptable.
Aunque se permiten ciertas actividades de juego, varias leyes restringen actualmente el funcionamiento de los establecimientos de juego en el país. Esta limitación puede atribuirse a la importante influencia de la Iglesia católica en materia legislativa.
No obstante, los casinos de México se están expandiendo progresivamente, ofreciendo una diversa gama de entretenimiento de juego. En los últimos años ha aumentado la indulgencia del gobierno hacia los aficionados al juego.
El crecimiento de las plataformas de juego en línea a nivel mundial, especialmente en el vecino Estados Unidos desde la regulación de las apuestas deportivas en 2018, ha ampliado significativamente las opciones para los jugadores mexicanos. Los principales operadores en línea han introducido una versión ES-MX de sus sitios y están explorando la cultura, los patrones de consumo y los hábitos de juego de México.
Las asociaciones de la industria destacan las fortalezas del mercado mexicano del juego, incluida la disponibilidad prácticamente ilimitada de licencias, una amplia gama de productos de juego con dinero real y la capacidad de publicitar servicios de juego.
La historia del juego en México se remonta a la época de los aztecas y pasó a formar parte de la cultura en el siglo XIX, tras el intento francés de colonizar el país. Durante los 30 años de gobierno de Porfirio Díaz, los casinos de estilo francés se extendieron por todo el país. En la década de 1920, al prohibirse el juego en Estados Unidos, los estadounidenses buscaron lugares adecuados en el extranjero, y México surgió como destino favorito.
El crecimiento de esta industria fue rápido pero efímero, ya que en 1935, el Presidente mexicano Lázaro Cárdenas prohibió el juego. A pesar de las numerosas restricciones, los clubes de juego clandestinos prosperaron. En 1989, la empresa Caliente de Tijuana obtuvo permiso para las apuestas deportivas, lo que supuso un levantamiento parcial de la prohibición legislativa general.
A principios de la década de 1990 se empezó a debatir en México la plena legalización del juego, impulsada principalmente por los líderes del sector turístico, que pretendían atraer a los aficionados al juego y generar oportunidades de empleo.
En la actualidad, el número de casinos en el país ha aumentado hasta aproximadamente 800, frente a los 200 de 2006. Sin embargo, cabe destacar que muchos de estos casinos operan sin la debida legalización y documentación.