Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- Cambió el marco formal, la política pública, el marco normativo, las estructuras operativas, pero no hay un proceso de deconstrucción metacognitivo que eche abajo las ideologías misóginas, machistas, clasistas, racistas, homófobas y xenófobas ni tampoco un proceso que evite justamente la opresión, la invisibilidad, el estigma, el prejuicio, la violencia, la discriminación y la exclusión, consideró Gerardo Herrera Pérez. Activista por los derechos humanos de la comunidad de la diversidad sexual.

“Es un concepto que tiene un conjunto de aristas, o sea no hay una posibilidad de entender o de comprender la diversidad desde un punto per sé, sino desde un punto de vista de complejidad, es decir transdisciplinario, más los saberes de la comunidad y eso nos permite arribar aquí a tener conceptos y a tener posiciones holísticas, sistémicas e interdependientes”.

Lo anterior para crear y desarrollar una conciencia que evite la opresión, la desigualdad, la injusticia social y que permita la inclusión, pero para qué se dé eso se necesitan varias cosas, la primera es un proceso eficiente y suficiente, informativo y formativo, “es decir necesitamos pensamiento crítico porque si seguimos con el pensamiento instrumental ese ya desde hace 500 años ha venido sometiendo, controlando y disciplinando los cuerpos que no se asemejan a lo que es binario, hombres y mujeres, y en ese binarismo no hay esta posibilidad de comprender y entender la diversidad”.

Afirmó que se ha avanzado mucho en marcos normativos pues hay una ley para prevenir la discriminación, para la cuestión registral de género, la de adopción, el matrimonio igualitario, “hay un conjunto de acciones que nos permiten entender que hay una progresividad de los Derechos Humanos, tenemos normas, estructuras operativas, la Comisión Estatal de Derechos Humanos tiene un área específica, la Fiscalía General del Estado, tiene un área específica para la protección de estas personas; la propia Secretaría de la Mujer”.

En lo que no hemos avanzado es en el desarrollo de conciencia social, antropológica, cívica, y espiritual, “para poder entender que todos aquí somos iguales y que en un ejercicio de tolerancia yo puedo reconocer en el otro las diferencias reconocerlo reconocer que tú y yo somos enteramente iguales”.

En este sentido aseguró que hay estructuras operativas, hay un diseño de política pública para atender a estas personas, “aquí lo que veo es que mientras no haya un proceso de deconstrucción metacognitivo, en término de que nos quede claro qué significa el manejo socioemocional, el manejo psíquico, la construcción de nuevas formas de entender, es decir construcción de diálogo y construcción de mecanismos para resolver conflictos”.

Y es que hay “mucha violencia desde la casa porque los padres no están formados ni informados de que nos puede nacer un hijo gay, los padres están esperando que le nazca un hijo regular, heterosexual, sin discapacidad y con un conjunto de acciones que nos parece que deben ser importantes para que se puedan incorporarse en el desarrollo de la sociedad, de la humanidad; pero cuando te llega un hijo con discapacidad, con una orientación sexual distinta, cuando eres originario y te tienes que trasladarte a una ciudad, entonces se conocen los grandes problemas que atraviesan estas personas con desafíos pero por qué tendrían que ser desafíos pues no el marco jurídico dice que todos somos iguales ante la ley y a la ante las oportunidades”.

Desgraciadamente, dijo, “muchas de estas personas no tienen voz ni poder en sus cuerpos y eso permite que otro venga, someta, controle y discipline esos cuerpos, haga asimetría de poder, a través del androcentrismo y eso le permite a él ejercer violencia de muchos tipos”.

Por ello la senadora Celeste Ascencio, presentó una iniciativa de ley plantear castigos severos y quitar derechos políticos a aquellas personas que en un proceso de simulación se autodescriban como como mujeres trans, cuando están casados y tienen hijos.

Recordó que antes de que llegara la conquista había personas que se llamaban verdache, que tenía el doble ejercicio de espiritualidad, mitad hombre, mitad mujer, eran deidades, se les adoraba, respetaba, consideraba, al igual que a los muxes en Oaxaca.

“El grave problema de todo esto es que cuando viene la conquista (española) hay un genocidio y un epistemicidio porque todos nuestros saberes fueron borrados, ahora hay que hacer un giro y descolonizarnos, 500 años después”.

Completó que “después de la segunda guerra mundial había un solo metadiscurso, eurocéntrico, después hubo una desatomización del discurso con temas de feminismo con Simone de Beauvoir, con el respeto al medio ambiente, las cuestiones relacionadas con la paz, diversidad sexual y surgen organizaciones de la sociedad civil que levantan la voz, tenemos 74 años de seguir en una lucha permanente porque la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Declaración Interamericana hablan de los derechos del hombre (y no del ser humano)”.

AVL