Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- Era una tarde cualquiera en Nueva York, pero el 8 de diciembre de 1980 se volvió inmortal por razones trágicas. A las 17:00 horas, John Lennon, ícono de toda una generación, salía del edificio Dakota junto a Yoko Ono, rumbo al estudio para mezclar una nueva canción. Afuera, algunos fans esperaban. Entre ellos, uno que marcaría la historia para siempre: Mark David Chapman.
Chapman, de 25 años, tenía en sus manos un vinilo de Double Fantasy, el último disco de Lennon. El beatle, con su habitual cortesía, le firmó la portada. “¿Es todo lo que quieres?”, preguntó. Chapman asintió en silencio. Paul Goresh, fotógrafo y fanático, capturó ese instante: la imagen muestra a un Lennon relajado y sonriente, ignorando que estaba saludando a la muerte.
Cinco horas después, la tragedia se consumó. A las 22:50 horas, al regresar a casa, Lennon bajó de su auto. Como era habitual, usó la entrada principal para atender a sus fans. Pero ese día, las sombras del edificio Dakota escondían algo más que admiradores.
Chapman lo esperaba, aún con el disco firmado en la mochila. Sacó un revólver .38 Special y disparó seis veces. Cuatro balas impactaron al músico: en la espalda, en el hombro, en la aorta. Lennon alcanzó a subir unos escalones, dijo con dificultad: “¡Me dispararon!”... y cayó.
El portero del edificio, José Perdomo, desarmó a Chapman y le gritó: “¿Te das cuenta de lo que has hecho?”. La respuesta del asesino fue escalofriante por su serenidad: “Sí, acabo de disparar a John Lennon”.
Chapman no huyó. Se sentó en la banqueta a esperar su arresto, como si su misión estuviera cumplida. Desde entonces, ha permanecido en prisión, con solicitudes de libertad condicional rechazadas una y otra vez. Hoy tiene 70 años.
A 45 años del crimen, lo que estremece no es sólo el asesinato, sino la secuencia que lo precedió. Un autógrafo. Una foto. Una mirada. Un click que selló el destino de Lennon y marcó a millones.
RPO