Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- Miguel “Piojo” Herrera es uno de los personajes más reconocidos —y polarizantes— del futbol mexicano. Con una carrera larga tanto dentro como fuera de la cancha, sus logros se ven opacados por una larga lista de fracasos que lo han marcado desde Toros Neza hasta la Selección de Costa Rica.
Como futbolista, Herrera rozó la cima. En 1993, fue subcampeón de la Copa América de Ecuador con la Selección Mexicana tras caer con Argentina 2-1. En el verano de 1997 perdió la final del futbol mexicano con los carismáticos Toros Neza ante las Chivas de Guadalajara.
En 2002 debutó como técnico en el Atlante. Dos años más tarde, Monterrey le dio la oportunidad de brillar. Su estilo ofensivo y resultados sólidos lo llevaron a dos finales consecutivas: en el Apertura 2004 cayó ante los Pumas y en el Apertura 2005 fue derrotado por Toluca.
En 2008 tomó las riendas del Veracruz con la difícil misión de evitar el descenso. No lo logró. Esa mancha se convertiría en un estigma que le acompañaría por años.
Durante su tiempo con el Club América, Herrera vivió emociones intensas, pero también tropiezos: perdió dos finales pese a dirigir a uno de los planteles más costosos del país.
Su etapa al frente del “Tricolor” también fue accidentada. Logró la clasificación al Mundial de Brasil 2014 mediante repechaje ante Nueva Zelanda. Sin embargo, fue eliminado en octavos por Holanda, quedándose sin alcanzar el ansiado “quinto partido”.
Peor aún fue su participación en la Copa América 2015, donde no pasó de la primera fase. El final llegó abruptamente: fue cesado tras agredir al comentarista Christian Martinoli en el aeropuerto de Phoenix.
Después del escándalo, dirigió a Tigres y a Xolos de Tijuana sin llegar a ninguna final. Su reputación parecía estancada... hasta que tomó una nueva oportunidad: la Selección de Costa Rica.
“Estamos eliminados, pero la vida continúa. Debo trabajar más y prepararme para lo que venga si hay una oportunidad”, agregó.
RPO