Iniciemos por el comienzo, en la arquitectura de una marca.
Si estás en ese proceso de iniciar la creación de una marca, lo primero que debes responder es: ¿qué quieres ser?, ¿para qué existes?
Si tu respuesta es “para ganar dinero”, lo que dices no es malo, pues todas las marcas deben aspirar a ganar más de lo que gastan; pero te puedo asegurar que, en muchas ocasiones, a la gente no le interesa saber si tú ganas o no suficiente dinero.
En estos momentos estamos en la “era del propósito”, lo que significa que los consumidores piden que las marcas existan “por algo”.
Y esto no significa que las marcas deban tener objetivos enormes, como “salvar al planeta”. Esto suelen decir muchas marcas verdes, por ejemplo. Sin embargo, el propósito de una marca bien puede ser algo simple como “mejorar los hábitos alimenticios”, y esto hoy suena mucho más creíble que un objetivo grande.
Los propósitos cotidianos suelen ser una pequeña visión del mundo, pero dejan ver lo mejor de uno mismo: los valores más significativos, y estos propósitos en realidad se convierten en una guía para la marca.
¿Y tú sabes para qué sirve tener una guía en la vida? Te sirve para tomar mejores decisiones porque ya sabes hacia dónde ir.
Las marcas así, con propósito, son coherentes y, desde luego, son mucho más fuertes. Y si lo piensas más, te permiten no limitarte a un solo producto, sino que permiten incorporar cambios para adecuarse a las necesidades que va teniendo la gente.
Constrúyete como marca y véndete con éxito utilizando estas ideas, y verás que la abundancia llegará a ti.
El autor es consultor y capacitador de empresas y negocios. Es maestro en Neuromarketing por la Universidad de La Rioja, España. / WhatsApp 443 318 1742 / redes sociales @ChristiánConAcento
rmr