Acaba de pasar la celebración de la Independencia de México, aquella que inició en la madrugada del 16 de septiembre de 1810, cuando el cura Miguel Hidalgo y Costilla, tocando las campanas de la iglesia del pueblo, convocó a su gente y, frente a ellos reunidos, gritó: "¡Viva la América, y muera el mal gobierno!"
El objetivo de ese gran movimiento social y armado fue liberar a nuestro país del yugo español y erradicar por completo al virreinato. Y así comenzó esa gran transformación de la historia de México que hoy se celebra año tras año.
A más de 200 años de ese gran movimiento, es necesario preguntarnos: ¿en qué país nos encontramos?, partiendo de estos puntos:
Tenemos un partido hegemónico gobernándonos en México.
No tenemos una real división de poderes.
No hay partidos políticos haciendo una sana oposición al gobierno.
No hay personajes de oposición haciendo una sana oposición al gobierno.
No tenemos medicinas ni hospitales públicos equipados.
No hay un crecimiento económico anual mayor al 0 %.
La inseguridad en carreteras y ciudades rebasa, en algunas partes del país, al mismo gobierno.
Y próximamente, con la reforma a la Ley de Amparo, tendremos un instrumento de defensa legal que favorecerá a las autoridades por encima de los ciudadanos.
Hoy, también a más de 200 años de ese gran movimiento de Independencia, los mexicanos queremos un México plural en su gobierno, con una división real de poderes, con más y mejor seguridad para los ciudadanos, con medicinas en sus hospitales públicos, con crecimiento económico y sin corrupción en el ejercicio público de gobierno. Hoy, de esa manera, los mexicanos queremos gritar: ¡Viva México! al mundo entero.
Estimado lector: ¿hoy los mexicanos necesitamos otro tipo de independencia, o le seguimos como vamos?
Usted ya tiene el veredicto.
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RPO