Me da mucho gusto saludar a todas las mamás ahora que celebramos el 10 de mayo, fecha tan importante y que vivimos de una manera tan intensa en México, aquí en Morelia, en Michoacán.

El día de la Madre siempre es muy significativo y quiero dirigirme a todas las mamás para felicitarlas, gracias por ser mamás, les agradezco la vida que han dado a sus hijos en el cuerpo, la vida que nos dan permanentemente con su presencia maternal, con su ternura, con su cercanía, con su afecto y cariño, para que todos los hijos crezcan en su desarrollo humano espiritual, para que crezcan en las virtudes de la sinceridad, la honestidad, la responsabilidad, la honestidad tan importante y para que también nos sigan enseñando a estar cerca de Dios, a crecer en la relación con Cristo y aprender a ser serviciales, amables, respetuosos, constructores de unidad, de armonía, de paz. 

Gracias mamás, les felicito sinceramente; les ofrezco de mi parte, de parte de la Iglesia y de todos sus hijos, de todos los que hoy estarán pendientes de ustedes, de la oración y el pedirle a Dios para que les bendiga y les conserve con mucha salud y sigan ofreciéndonos su presencia maternal y la riqueza de esta maternidad entre nosotros. 

Las encomiendo a la protección de la Santísima Virgen en su Inmaculada Concepción, que ustedes y María sigan haciendo la presencia maternal que tanto necesitamos en nuestro mundo, en nuestra Iglesia y sobre todo en estas excusas concretas de pandemia. 

Sigan manteniéndose fuertes y ayúdennos para que todos salgamos adelante en medio de esta pandemia. 
Muchas felicidades, les bendigo en el Señor Jesús, el señor esté con ustedes y la bendición de Dios omnipotente, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre. Amén.