Un sinnúmero de dietas enfocadas en disminuir peso, principalmente, suelen estar enfocadas en eliminar grasas de tu alimentación con la idea de reducir grasa corporal, y algunas de estas mismas dietas suelen ser altas en consumo de carbohidratos –ya sean simples o compuestos– con la idea de generar energía durante el día, pero la mayoría de las veces terminamos convirtiéndonos en fieles adictos a ellos.
Actualmente existen muchas evidencias científicas de las cuales es muy importante rescatar que prácticamente todas las funciones de nuestro cuerpo necesitan grasa para poderse llevar a cabo, pues nuestro cerebro, hormonas, corazón, funcionan y están conformados en gran parte por grasas que obtenemos de los alimentos.
David Perlmutter, médico neurólogo y autor del libro Cerebro de pan, concluye que los carbohidratos, especialmente el consumo de gluten, dañan neuronas y nos vuelven propensos a padecer enfermedades neurológicas como Alzheimer, demencia, depresión, ansiedad, pérdida de memoria, etcétera, debido a la inflamación constante que causa el gluten y a que provoca la reducción del hipocampo que se encuentra en nuestro cerebro.
Pero eso no es todo, pues la ingesta alta de carbohidratos, además de generarnos una adicción por el valor de recompensa que causa a nivel cerebral, que nos genera placer constante, también está vinculada con enfermedades de tipo inflamatorio, como enfermedades autoinmunes como lupus, artritis, problemas gastrointestinales, diabetes tipo 2 y enfermedades coronarias.
Lo más recomendable es llevar como plan de alimentación una dieta alta en consumo de "grasas saludables" y muy baja en consumo de carbohidratos. Desgraciadamente, en el último tiempo la grasa ha sido satanizada como una fuente nutricional poco saludable y muchas personas tienen la idea de que una dieta alta en grasas implica engordar. Es verdad que algunos tipos de grasas se asocian con problemas de salud, como los aceites modificados de forma industrial, los cuales sí hay que evitar.
Hoy en día es muy común hablar de ácidos grasos omega 3 y omega 6. Los omega 6 entran en la categoría de "grasas malas", éstas se encuentran justamente en los aceites modificados o aceites como el de maíz, canola, girasol y de soya. Desgraciadamente, una dieta basada en productos procesados está basada en un alto contenido de estas grasas dañinas, y hemos disminuido la ingesta de ácidos grasos omega 3, los cuales son esenciales para nuestra salud, incluso son capaces de producir energía en nuestro cuerpo sustituyendo la energía que producen los carbohidratos, ayudando además a contrarrestar el colesterol malo, elevando el bueno y fomentando una mejor función cerebral.
¿Sabes cuáles son las fuentes de grasas saludables?
Ahora que ya sabemos que el alto consumo de grasas saludables es esencial y vital para nuestro cuerpo, y que la grasa participa en muchas de sus funciones, es necesario saber de dónde podemos obtenerlas: pescados silvestres, carne de res y otros animales de libre pastoreo, aguacate, aceite de olivo y de aguacate, chía, linaza, oleaginosas como almendras y nueces; también puedes obtener omega 3 a través de un buen suplemento, sólo asegúrate que sea de un origen confiable.
Si tienes dudas de cómo aumentar el consumo de grasas saludables y reducir los carbohidratos, contáctame en mi correo, esquivelmariaisabel@yahoo.com, vía Facebook "Salud en tus manos" o Twitter @CoachMariaEL.