Revela la ciencia lo bueno y malo de bañarse con agua fría
Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- Bañarse con agua fría se ha vuelto parte de rutinas virales de bienestar, defendidas por celebridades, influencers y entusiastas del biohacking. Pero, ¿es este hábito realmente saludable o podría implicar riesgos graves para la salud?
Aunque la exposición al frío no es una novedad —se ha usado por décadas en contextos clínicos y deportivos—, su popularidad reciente ha hecho que expertos médicos se pronuncien. Las opiniones se dividen: mientras algunos aseguran que revitaliza cuerpo y mente, otros alertan sobre posibles efectos cardiovasculares adversos.
La llamada crioterapia o terapia con frío implica exponer el cuerpo a temperaturas muy bajas durante un periodo breve. Se cree que este estímulo genera efectos positivos a nivel circulatorio, muscular e incluso inmunológico. En el hogar, una de sus formas más comunes son las duchas frías.
“Las duchas frías promueven la vasoconstricción seguida de vasodilatación, lo que mejora la circulación sanguínea, especialmente en personas con várices o piernas pesadas”, afirman especialistas.
Sin embargo, los expertos advierten que no todos pueden practicarla con seguridad. El frío intenso puede provocar:
Aumento de la frecuencia cardíaca
Estrechamiento de los vasos sanguíneos
Reducción del flujo sanguíneo al corazón
Estos efectos pueden derivar en síncopes, anginas o incluso infartos, especialmente en personas con enfermedades cardiovasculares sin tratamiento o mal controladas.
Este tipo de prácticas no deben realizarse sin supervisión médica, sobre todo en personas con condiciones como:
Síndrome de Raynaud
Crioglobulinemia
Hipersensibilidad al frío
Diabetes
Además, duchas extremadamente frías o prolongadas pueden ocasionar problemas como quemaduras por frío, sabañones, y trastornos dérmicos o vasculares.
Beneficios con base científica
Mejora del sistema circulatorio
Reducción de dolor e inflamación muscular
Aumento de glóbulos blancos y liberación de noradrenalina
Activación de la grasa parda, útil para combatir la obesidad
Los beneficios comienzan cuando el agua está por debajo de los 15°C, pero en entornos controlados como cámaras de crioterapia, se llega incluso a -100°C, por pocos minutos. En casa, se recomienda no bajar de 5 a 7°C, para evitar daño dérmico o neurológico.
Lo ideal es adaptar gradualmente la temperatura al nivel de tolerancia personal.
¿Con qué frecuencia debe practicarse?
No hay una regla médica universal, pero los especialistas coinciden en que la clave está en la constancia y moderación. Se sugiere:
Iniciar con duchas templadas y cerrar con 30 segundos a 2 minutos de agua fría.
Escuchar al cuerpo: si hay mareo, entumecimiento o malestar, detener la práctica.
Consultar previamente al médico si se padece alguna enfermedad crónica.
Consejos prácticos para una ducha saludable
Consulta a tu médico si tienes alguna condición de salud.
Inicia con temperaturas templadas e incorpora el frío al final.
Aplica el agua de forma ascendente (de pies a torso).
No excedas los 3 minutos bajo agua fría.
Suspende si hay síntomas molestos o peligrosos.
La ciencia aún no emite un veredicto absoluto sobre las duchas frías. Lo que sí es claro es que pueden ser aliadas del bienestar cuando se aplican con responsabilidad.
RPO