Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- “Muchas de las mujeres que han vivido algún tipo de ‘sextorsión’ o de ciberpersecución, terminan en manos del crimen organizado y en este tipo de explotación sexual; a mí me parece importante entender que la violencia digital puede ser una parte, o un origen, de incluso, la muerte”, contestó Olimpia Coral Melo.
La activista dijo que “sería muy iluso pensar que las violencias de todo tipo y que las más grandes, los feminicidios, no tienen concursos de violencias”.
En tanto, señaló que en América Latina “hay dos millones de mercados de explotación sexual, al menos es lo que hemos podido documentar”.
Se trata de grupos cerrados o abiertos en páginas web o internet en donde se oferta y comercializan contenidos íntimos sexuales, sin consentimiento de las personas reales o alteradas con alguna inteligencia artificial.
En tanto que dijo, que hay un llamado “lobby proxeneta” (agrupación de personas que auspician, comercializan y dependen de la explotación de los cuerpos de las mujeres digitalmente) del ‘imperio digital’ “que invierte 0% de recursos, y “el producto somos mujeres y niñas, y tienen ganancias exorbitantes, como el dueño de OnlyFans que ganó de 83 mil millones de dólares con una inversión cero, utilizando nuestros discursos como ‘mi cuerpo, mi decisión’ lo que ha tornado la sexualidad de las niñas y adolescentes en una situación de prostitución digital”.
Olimpia consideró que la violencia digital no es facilitada por las tecnologías sino una violencia arraigada y perpetuada a través de los espacios digitales, y rechazó el término usado por los Estados Unidos como ‘pornovenganza’.
Las mexicanas y las latinas, les llamamos “violencia digital, (para) que no haya un extractivismo de esto, que nos vayamos con todo y que se escuche la voz de las víctimas, no pueden venir a proponernos conceptos, con los cuales no nos sentimos identificadas, que revictimizan
La violencia digital se entiende como “los actos de acoso, hostigamiento, amenazas, insultos y mensajes de odio, así como la vulneración de datos o información privada realizados mediante el uso de tecnologías; así como la difusión de imágenes, audios o videos, reales o simulados, del contenido íntimo sexual de una persona sin su consentimiento”, de acuerdo con el gobierno de México.
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