

Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- En el 2012, millones de mexicanos sintonizaban el sorteo 2518 del Melate, Revancha y Revanchita, ilusionados con que esa noche la suerte les sonriera. Lo que no sabían es que, justo frente a sus ojos y en cadena nacional, se cometía uno de los fraudes más ingeniosos de la historia reciente de México.
La transmisión, que parecía en vivo, había sido grabada horas antes. El video mostraba a una edecán anunciando los números ganadores, avalados a distancia por una funcionaria de la Secretaría de Gobernación. Todo parecía legítimo, hasta que días después, alguien notó una irregularidad: los ganadores estaban ligados a empleados de la empresa que organizaba el sorteo.
Fue Annie Castillo, coordinadora técnica de Pronósticos, quien encendió las alertas. Había algo que no cuadraba. La investigación reveló que 12 empleados de la empresa Just Marketing, en complicidad con funcionarios como José Luis Jiménez Mangas y Héctor Hugo López Jiménez, habían fraguado el fraude. El modus operandi fue tan simple como audaz: grabaron el sorteo con los números seleccionados, llenaron los boletos ganadores y los registraron antes del cierre.
Aunque algunos involucrados fueron detenidos, el fraude no se clasificó como delito grave. Muchos quedaron en libertad durante el proceso legal. Las cuentas fueron congeladas, pero el destino final del dinero sigue siendo un misterio.
Hoy, más de una década después, lo que sigue sin respuesta no es cómo lo hicieron… sino ¿Dónde está el dinero?
La serie mexicana revive uno de los escándalos más grandes en la historia reciente del país: el sorteo 2518 del Melate, realizado en enero de 2012, con una bolsa acumulada de 160 millones de pesos.
Netflix retoma esta historia con libertad creativa pero con un hilo conductor que no deja dudas sobre su inspiración. El personaje principal, José Luis Conejera (interpretado por Alberto Guerra), es un funcionario gris que se convierte en el cerebro detrás de una operación fraudulenta sin precedentes. Le acompaña Ana Brenda Contreras en el papel de Laura Conejera, quien duda sobre el camino que ha tomado su familia.
Otros personajes, como Charly, Gilberto, Mario y Lina, dan vida a una red de corrupción, codicia y traición que refleja las complejidades del caso real. Lejos de ser una simple recreación documental, Me late que sí propone una narrativa cargada de tensión y humor negro que conecta con una audiencia cada vez más interesada en historias donde la realidad supera a la ficción.
RPO