
Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- En la era del nearshoring, donde las cadenas de valor globales se reconfiguran para acercar la producción a mercados clave, México se encuentra ante una oportunidad histórica. Sin embargo, más allá de la manufactura eficiente y la ubicación estratégica, el futuro económico del país dependerá de un intangible poderoso: la confianza digital.
En un mundo interconectado, los intangibles se han convertido en el nuevo motor de la competitividad. Entre ellos, la confianza digital —entendida como la seguridad, transparencia y ética con la que un país o empresa maneja su entorno tecnológico— se perfila como el factor que definirá quién gana y quién pierde en la relocalización industrial hacia territorio mexicano.
El sello de calidad de una economía ya no se mide solo por su capacidad para producir, sino por su reputación para proteger. Las empresas globales buscan entornos donde sus datos, patentes y transacciones estén resguardados. México tiene ante sí la misión de transformar su marca de “hecho en México” a “confiado en México”, consolidando su papel como destino confiable para inversiones tecnológicas y manufactureras de alto nivel.
Un solo ciberataque o filtración puede borrar años de credibilidad en cuestión de horas. Las pérdidas económicas son graves, pero el daño reputacional es devastador. En un contexto donde los algoritmos valen tanto como los activos físicos, la confianza digital se ha convertido en el nuevo capital de las naciones.
México avanza en la atracción de inversiones por nearshoring, pero aún carece de una narrativa robusta sobre este intangible. Para atraer capitales de alto valor, el país debe fortalecer su marco institucional, sus políticas de ciberseguridad y su cultura de transparencia digital.
Si los datos son el nuevo petróleo, la confianza digital es la refinería que les da valor. La economía del futuro no se medirá por toneladas producidas ni por exportaciones, sino por la certeza que un país inspire en su manejo de la información.
México, al aprovechar la ola del nearshoring, tiene la oportunidad de colocarse a la vanguardia regional. Pero para lograrlo, deberá garantizar que su crecimiento industrial esté respaldado por un ecosistema digital seguro, ético y transparente.
RPO