Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- La diabetes mellitus tipo 2 se ha consolidado como una de las principales amenazas de salud pública en México. A diferencia de la tipo 1, asociada mayormente a factores autoinmunes, la tipo 2 está estrechamente vinculada con el estilo de vida y los hábitos cotidianos.
De acuerdo con especialistas en salud metabólica, muchas prácticas aparentemente inofensivas se convierten en detonantes silenciosos de este padecimiento crónico. Identificarlas y modificarlas puede marcar la diferencia en la prevención.
Exceso de azúcares y carbohidratos refinados
El consumo frecuente de refrescos, pan blanco, golosinas y pastas refinadas eleva abruptamente la glucosa en sangre. Este ciclo constante obliga al páncreas a producir insulina en exceso hasta que las células se vuelven resistentes, manteniendo el azúcar elevado de manera crónica. Optar por granos enteros y frutas frescas es un paso clave.
Sedentarismo
El músculo esquelético es el principal consumidor de glucosa en el cuerpo. Al no ejercitarse, disminuye su capacidad para utilizar el azúcar y aumenta la acumulación de grasa abdominal, factor que favorece la resistencia a la insulina. Al menos 30 minutos de actividad moderada diaria reducen significativamente este riesgo.
Saltarse comidas
Ayunar largas horas o brincar el desayuno provoca atracones posteriores con alimentos poco saludables. Esto genera bruscas subidas y bajadas de glucosa, desestabilizando el metabolismo. Mantener horarios regulares y meriendas saludables ayuda a equilibrar la energía.
Dormir mal
Dormir menos de siete horas altera hormonas relacionadas con el hambre y la saciedad, además de incrementar los niveles de cortisol, lo que dispara la glucosa. El descanso de calidad es tan crucial como la dieta o el ejercicio.
Estrés crónico
La ansiedad y el estrés mantenidos elevan hormonas como cortisol y adrenalina, que liberan glucosa para una “emergencia” que nunca ocurre en la vida moderna. Técnicas como meditación, terapia o actividad física son aliadas para mantener el equilibrio metabólico.
RPO