Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- Las lágrimas no abandonan el rostro de Verónica Villaseñor; vestida con una blusa morada y holgada, cabello corto, firme como el primer día. Su asesora victimal voltea constantemente para verificar su estado de ánimo. La madre de Jessica González no hace mayores movimientos, de vez en cuando se seca las lágrimas con un pedacito de papel y mantiene la mirada baja mientras escucha la narración del juez Ariel Montoya, en torno al feminicidio de su hija.

En la entrada del Centro de Readaptación para Menores, una enorme manta con el rostro de Urik, aún censurado ante la falta de una sentencia condenatoria; el sonido de fondo, consignas de feministas en contra del feminicida y encabezadas por Cristo González, hermano de la víctima y una de las últimas personas que la vió con vida.

Adentro: una sala totalmente llena; familiares de ambas partes, medios de comunicación, autoridades estatales y de la Fiscalía de Michoacán, y observadores de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, muchos de ellos ausentes en un juicio de dos años y cuatro meses.

El feminicidio de "Jessi" conmocionó a la población de Morelia y tomó aún más fuerza cuando -en medio de una pandemia- se dieron manifestaciones masivas en el primer cuadro de la capital michoacana, primero para su localización y después, al encontrar su cuerpo, la exigencia de localización de su feminicida.

"Estoy muy contenta porque voy a ser su nueva maestra, le vamos a echar muchas ganas a pesar de lo que estamos viviendo, vamos a tratar de aprender lo más que podamos", fue el mensaje que "Jessi" le envió a su alumnos tras conseguir un empleo como maestra en Guanajuato.

El video le dio la vuelta a México, mostrando la sensibilidad de la joven profesora. La bata de educadora que Jessica portó en ese último video, fue la bandera de su madre durante la audiencia de sentencia condenatoria, celebrada este viernes.

Las primeras declaraciones del juez molestaron a la familia de Urik, quienes en varias ocasiones salieron de la sala, especialmente Bruno, el padre del acusado, vigilado personalmente por un elemento de guardia y custodia del Sistema Penitenciario, ante los antecedentes de conductas inapropiadas adentro y afuera de las instituciones del Poder Judicial.

Ariel Montoya confirmó la actitud misógina de Diego en contra de las mujeres, pero sobre todo en contra de Jessica, con base a declaraciones de quienes fueran sus mejores amigos y que, ante el tribunal describieron cómo Mañón Melgoza se refería a las mujeres como "perras, zorras y putas".

El togado encontró elementos suficientes para describir el feminicidio de Jessica como "el resultado de una violencia feminicida", que inició el 21 de septiembre con relaciones sexuales violentas y que escalaron a la muerte de la joven, mediante una cruel golpiza que él le propició a ella, dejando en su cuerpo 31 lesiones visibles y contabilizadas por diferentes peritos.

La audiencia duró casi seis horas; el juez con algunas pausas, toma agua y continúa leyendo la narración de los hechos del 21 de septiembre del 2020, enlistando los elementos principales para dictar la culpabilidad de Urik, y descartando una por una las réplicas de la defensa de Diego, una flotilla de abogados que pese a los intentos de desacreditar las pruebas de la Fiscalía, no pudo comprobar la inocencia de su defendido.

Al finalizar, la madre de Jessica atiende a los medios de comunicación, responde preguntas aún con rabia pero con más tranquilidad en su voz, abrazada por su esposo Martín y su hijo mayor, Adrián.

La familia González Villaseñor reconoce que la culpabilidad contra Diego Mañón, es solo una fracción de la justicia a la que pueden acceder, pues aún está pendiente la individualización de la sentencia de cárcel, aun así sea una condena máxima de 50 años, nada les regresará a "Jessi".

SHA