Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- Hijos, nietos, algunos bisnietos, hermanos, esposas y primos rindieron homenaje a padres de familia en el Panteón Municipal de Morelia en este día en que se les recuerda por tradición pero también por amor.
Acompañados por una banda o modestamente con un bocina les llevaron serenata; “Viejo, mi querido viejo”, boleros y música de sus tiempos, acariciaron el alma de las personas que los trajeron al mundo.
Con fe en que han trascendido a un plano en donde el espíritu jamás muere, acuden con su fidelidad a cuestas a su cita anual, pero no es el único día en que los visitan, también lo hace en sus cumpleaños y otras fechas especiales.
Como Olga, quien fue a ver a su papá Agustín Cano, con su mamá Leonila, quien tuvo 19 hijos de los que le sobreviven 15, casi todos en Estados Unidos, por eso le dolió aún más la pérdida de uno de ellos que murió hace menos de nueve días por cáncer, ya no tuvo oportunidad de despedirlo.
Sin embargo, en el camposanto no se respira luto en esta fecha, hay algarabía entre flores, música y limpieza, un gesto de calidad para los suyos, le muestran su respeto a sus progenitores.
Es el caso de Dolores Pérez Díaz que desde 1988 semanalmente le hace el aseo a la lápida y hoy le plantó un arbolito; "le soy fiel porque él no sólo me dio la vida, sino que me cuidó y alimentó", dijo.
Con su esposo, hacen eco de los recuerdos en este espacio, que si así ya es tratado con ternura, ha de verse para noviembre, fecha en que les colocan un altar a él, a su madre y a su cuñado.
María Teresa Rico acude al campo santo con su nieto que tiene discapacidad, lleva con ella su alcancía de Teletón, saluda a los transeúntes en espera de una moneda a cambio de su sonrisa, no hace por la recuperación de su nieto, pero "junto con pegado" va a ver a su papá pues dice "yo sé que algo de está aquí por eso prefiero venir a felicitarlo y a traer florecitas".
En esta misma sintonía y con la vibración que sólo da la dedicación pues a veces el vértigo no la deja salir de casa, Mercedes Zamudio llevó cubeta y trapos para dejar reluciente el sitio;compartió que su papá murió en 1971, "venimos cada año, mi papá y mi mamá murieron con diez años de diferencia".
Georgina Antonieta, hija de Jorge Antonio, rompió todos los esquemas, le acercó a su tumba una banda que tocó piezas que le encantaban, él falleció hace 28 años, pero su hija dijo que “fue un sabio, el mejor mentor que pudiera tener”, y compartió que “es la primera vez que lo hacemos, fue un regalo de mi esposo”; saliendo irían a Capula a llevar serenata a su suegro quien descansa allá.
La familia Vázquez Olivo acudió a ver a don Miguel, ellos son 12 hijos, les acompañaban los propios hijos, llevaron a su mamá en silla de ruedas, le protegieron del sol con sombrillas, hacen broma de que están vivos “pero no todos somos vivos”.
Más adelante estaba Juana haciendo oración, la que esto escribe la interrumpió para sacar foto de su lápida en la que se lee, "para mi papi Jaime";aún llora, ella resiente aún su pérdida pues fue hace menos de un año.
Y así se les ve, siguen entrando al panteón, llevan flores, llevan alimentos que compartirán bajo la sombra de los árboles, y se irán satisfechos de su visita hecha con el amor que nunca muere.
rmr