Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- El reciente robo y posterior devolución de la venerada imagen de San Vicente Ferrer, sustraída del Templo de Santa Catalina de Siena —conocido como el Templo de las Monjas—, ha reavivado no solo la preocupación por la seguridad del patrimonio histórico de Morelia, sino también de la memoria colectiva de sus creyentes.
El hurto ocurrió a plena luz de día y quedó registrado en las cámaras de seguridad del templo. La figura, tallada en madera, de 70 cm de alto, representa a San Vicente Ferrer vestido con hábito dominico, portando un pequeño libro y una cruz de madera. Las imágenes del momento fueron difundidas por la Rectoría en redes sociales, solicitando ayuda para recuperar la pieza, lo que finalmente ocurrió tiempo después.
Aunque las circunstancias exactas de la devolución no se han hecho públicas, las autoridades eclesiásticas agradecieron el apoyo ciudadano, destacando la importancia de la colaboración social para preservar el patrimonio.
Sin embargo, este no es un caso aislado. En Morelia, otros templos en la periferia de la ciudad han sido blanco de robos a lo largo de los años. Pero es en este contexto donde la historia nos recuerda un hecho significativo para los creyentes. La memoria colectiva moreliana guarda una leyenda profundamente arraigada que guarda ciertas similitudes con el reciente caso: la del Santo Niño Cieguito.
Según la tradición oral, en 1744 un ladrón ingresó al Templo de la Merced con la intención de despojar a la Virgen de sus joyas. Al notar que el Niño Jesús que sostenía tenía ojos de piedras preciosas, decidió arrancárselos, pero el llanto del Niño lo persiguió hasta que, en su desesperación, lo desmembró y abandonó en el cerro del Punhuato. Días después, arrepentido, confesó su crimen, y la imagen fue restaurada, aunque los ojos del Niño jamás pudieron mantenerse en su lugar. Hoy, el Santo Niño Cieguito es símbolo de consuelo y milagro para los enfermos de la vista y la infancia.
Ambos casos, aunque separados por siglos, comparten un elemento central que puede resumirse en la restitución de lo sagrado después de un acto profano. Mientras la leyenda del Santo Niño Cieguito se mueve en el terreno de lo milagroso, el regreso de San Vicente Ferrer parece haber sido fruto de la presión social y el apoyo comunitario.
AVS