Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- La inteligencia artificial (IA), creada para potenciar la creatividad humana, se ha convertido en el arma que amenaza con silenciarla. En la actualidad, casi la mitad del tráfico en Internet proviene de bots, muchos de ellos diseñados con fines destructivos: manipular conversaciones, difundir desinformación o inflar cifras de audiencia en plataformas que viven de la atención.
La red, alguna vez símbolo del conocimiento compartido, enfrenta su peor crisis de autenticidad. Hoy, la basura generada por IA invade cada rincón: reseñas falsas, libros reescritos sin alma, música sintética y videos automatizados que imitan el trabajo humano. Las plataformas están inundadas de contenidos carentes de valor, diseñados únicamente para capturar clics y datos.
Pero lo más grave es lo invisible: el robo silencioso del ingenio humano. Cada dibujo, cada comentario, cada video original publicado en línea puede haber sido utilizado para entrenar modelos de IA sin autorización ni reconocimiento.
Una investigación del canal científico Kurzgesagt demostró que la IA es capaz de fabricar datos falsos con aparente solidez. “Un mal periodista que inventa detalles para que la historia impacte más”, describieron los autores, tras descubrir que los textos generados por IA mezclaban hechos reales con información inexistente, citando incluso artículos escritos por otras inteligencias artificiales.
El resultado: un ciclo infinito de espejos donde la verdad se diluye. La IA, en su afán por “hacer felices” a los usuarios, fabrica versiones seductoras pero falsas del mundo. En un ecosistema donde la atención se traduce en dinero, lo verdadero es menos rentable que lo convincente.
Lo que alguna vez fue la promesa de una nueva era del conocimiento, podría convertirse en su tumba. La “era dorada de la bazofia sin alma” —como la llaman algunos creadores— es también una advertencia: si todo lo que leemos, vemos o escuchamos puede haber sido inventado, ¿cómo sabremos qué es real?
RPO