Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- El mole no es sólo una salsa: es memoria, territorio y una narrativa viva que se sirve en la mesa mexicana. Con raíces prehispánicas y una evolución marcada por la diversidad regional, este platillo —patrimonio histórico y gastronómico de Puebla— vuelve al centro del debate culinario gracias a un estudio de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), que evaluó las versiones comerciales disponibles en el mercado nacional.
De acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, el mole cuenta con múltiples variantes que responden a la geografía y a la historia culinaria del país. Oaxaca, por ejemplo, presume al menos siete versiones emblemáticas: negro, rojo, amarillo, coloradito, verde, chichilo y manchamanteles. Su nombre proviene del náhuatl mulli, que significa salsa, y su preparación original —a base de chiles— fue enriquecida con ingredientes traídos tras la Conquista.
Bajo este contexto, la Procuraduría Federal del Consumidor realizó un estudio de calidad a 33 productos denominados mole, en presentaciones de pasta y polvo, cuyos resultados fueron publicados en la Revista del Consumidor, en su edición mensual digital.
Las pruebas consideraron aspectos como contenido de proteína, grasa, carbohidratos, valor energético y azúcares totales. Tras el análisis, cinco marcas destacaron por cumplir de manera satisfactoria con los parámetros evaluados y obtener el sello de excelencia de la institución:
Doña María
Golden Hills
La Costeña
Great Value
Rogelio Bueno
Estas marcas, señala Profeco, lograron un equilibrio adecuado entre sabor, calidad nutricional y cumplimiento de normas, consolidándose como opciones confiables para los consumidores mexicanos.
RPO