Columnas

Hospitales llenos, discursos vacíos

Alejandro Moreno

por Alejandro Moreno*

La salud pública en México atraviesa uno de sus momentos más críticos. A pesar de que la ciudadanía ha exigido de manera constante que se dote a los hospitales y clínicas de equipo, medicinas y personal suficiente, el gobierno de Morena ha ignorado esas voces. No solo no ha corregido su criminal omisión, sino que ha permitido que, tras siete años sin mantenimiento adecuado, las instituciones de salud se encuentren en peores condiciones que antes.

Camas oxidadas, quirófanos cerrados, escasez de medicamentos y médicos que deben trabajar en condiciones inhumanas son el reflejo del abandono sistemático de un sistema que debería ser pilar de bienestar para las y los mexicanos.

La tragedia del puente “La Concordia”, en la Ciudad de México, es una muestra dolorosa de esta realidad: decenas de heridos fueron trasladados a hospitales sin insumos, sin medicinas y sin lo necesario para salvarles la vida. Este episodio no es un hecho aislado; sucede en todo el país, donde la necedad de Morena para atender de raíz la crisis de salud cobra víctimas silenciosas todos los días. Y lo más grave es que no se vislumbra un cambio: para 2026 no se percibe una mejoría en la atención presupuestaria que resulta no solo necesaria, sino urgente.

A esta tragedia institucional se suma la opacidad y el amiguismo en las más altas esferas del sector. Los responsables de adquirir los medicamentos del Sector Salud no llegan ahí por méritos o trayectoria, sino por su cercanía con el círculo cerrado del poder. Ese vínculo abre la puerta no para rescatar al sistema, sino para convertirlo en una maquinaria de negocios privados disfrazados de programas públicos.

No es casualidad que los beneficiarios de contratos millonarios sean de amigos del poder, cuyas empresas han sido boletinadas por COFEPRIS por distribuir medicamentos de dudosa calidad y origen, poniendo en riesgo a millones de mexicanos. Los sobreprecios son la norma: se paga más por insumos que valen menos, todo en una cadena de corrupción que no solo vacía las arcas, sino que condena a pacientes a tratamientos ineficaces o incluso dañinos.

Lo que debería ser un sistema para proteger vidas se ha convertido en un botín repartido entre amigos del poder. En lugar de hospitales modernos y médicos bien equipados, el país tiene almacenes vacíos de medicinas y contratos amañados que enriquecen a unos cuantos. Este esquema no solo muestra la corrupción del gobierno, sino la falta de escrúpulos de quienes juegan con la salud como si fuera mercancía.

Mientras los hospitales siguen llenos y la gente muere esperando atención, los discursos oficiales se mantienen vacíos, adornados con promesas huecas y cifras maquilladas. Morena no solo ha fallado en garantizar un sistema de salud digno, sino que ha convertido esa omisión en un negocio entre amigos. La salud de los mexicanos nunca ha sido prioridad para este gobierno, y el costo de esa indiferencia se mide en vidas humanas.

*Presidente Nacional del PRI

BCT

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