Columnas

Corrupción desbordada: verdadero proyecto de la 4T

Alejandro Moreno

La corrupción se ha infiltrado en cada rincón de la vida pública. Lo que en campaña se prometió como un cambio de régimen, terminó siendo la reedición más grotesca de las viejas prácticas, multiplicadas por la falta de escrúpulos, la ambición desmedida y la ausencia de un auténtico proyecto de nación. La llamada cuarta transformación ha demostrado que detrás de su retórica de “honestidad valiente” no había más que un disfraz para encubrir el saqueo sistemático de los recursos públicos.

Los escándalos de corrupción ya no se cuentan por casos aislados, sino por redes completas de complicidades: contratos inflados, obras inconclusas, programas sociales convertidos en botín electoral, nombramientos de amigos y familiares, y negocios oscuros que hoy sostienen a un régimen que vive del discurso, pero se pudre en los hechos. Morena no vino a desterrar la corrupción, vino a normalizarla, institucionalizarla y a usarla como instrumento para perpetuarse en el poder.

A la par del deterioro económico, del endeudamiento sin freno y del colapso de la seguridad pública, lo que más hiere al país es comprobar que se gobierna con cinismo. Que quienes acusaban a los gobiernos anteriores de corruptos resultaron ser peores, un verdadero nido de ratas que ha hecho de México su madriguera. Lo que prometía ser una transformación terminó convertido en un gran engaño, en la perdición de la República.

Peor aún, se ha llegado al extremo de manipular a la población con programas sociales que no garantizan derechos ni resuelven problemas estructurales, pero sí aseguran lealtades políticas. El dinero de los mexicanos se usa no para generar desarrollo ni bienestar, sino para alimentar una maquinaria clientelar que fortalece al partido en el poder mientras hunde a las instituciones. La corrupción de la 4T no solo roba dinero, roba futuro.

La consecuencia es clara: México ha perdido tiempo valioso que pudo haberse invertido en infraestructura, salud, educación y seguridad. Lo que debería ser un sexenio de oportunidades históricas se convirtió en una oportunidad perdida, devorada por la ambición de unos cuantos. Hoy la sociedad mexicana enfrenta un desafío mayúsculo: recuperar las instituciones capturadas por la inmundicia y volver a poner en el centro de la política pública la transparencia, la legalidad y la rendición de cuentas. De lo contrario, el legado de Morena será haber dejado un país devastado, con las arcas saqueadas, con la confianza ciudadana rota y con la certeza de que el verdadero proyecto de la 4T nunca fue la justicia social, sino la corrupción desbordada.

*Presidente Nacional del PRI.

BCT

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