Se acercan los cambios en el Poder Judicial, y todo ello implicará desafíos y nuevos retos en el ejercicio de la abogacía, de quienes estamos por fuera del mostrador jurisdiccional. Dice el abogado penalista, don Erik Rauda:

Con los que se fueron, con los que llegan y con los que vendrán, los litigantes seguiremos: resilientes, combativos y determinados. Nos adaptaremos como siempre y no dejaremos la batalla.

Esto, más que una verdad, es un llamado a una introspección profesional para saber quiénes siguen adelante y quiénes tendrán que ir dejando la abogacía en el ámbito jurisdiccional, comenzando por quienes trabajan en el Poder Judicial y terminando por los abogados litigantes.

Vivimos un nuevo paradigma del Poder Judicial, es decir, tendremos un nuevo modelo o patrones de justicia, con marcos de referencia que se van esfumando conforme pasan los días, y que la única guía para comprender y abordar una problemática jurídica será caerle bien a la gente.

Las creencias, valores, métodos y técnicas jurídicas serán rebasadas por TikToks, por empatías fingidas en redes sociales y por una intolerancia a la verdad que puede ahora ser arropada por un Tribunal Electoral que callará a cualquier ciudadano que públicamente se manifieste en contra de un mal funcionario judicial, bajo el argumento de violencia política de género.

Bajo ese contexto, las personas que estudian la Licenciatura en Derecho en universidades públicas o privadas no quieren ser abogados litigantes; les parece más atractivo y rentable ser solamente políticos. Por eso ya no se ven tantos practicantes de despachos jurídicos en los pasillos del Tribunal.

Por consiguiente, un llamado a la preparación, la resistencia y el profesionalismo de un abogado litigante no encuentra un eco o una pizca de emoción, como lo es, en cambio, un trabajo en la política. La reforma al Poder Judicial está matando a la abogacía.

¿A quién cree que le conviene no tener buenos abogados litigantes en el país?

Usted ya tiene el veredicto.

santillan.ricardo@hotmail.com

AML