Señales del holocausto

Señales del holocausto

Zirahuén se evapora, el espejo está muy abajo. Se necesita la lluvia, no hay condiciones, la oración de fe de todos nos salvará.

Una vista panorámica

En Francia, un compañero venido de Costa de Marfil, Levry Egny platicaba que en su país llovía cada tres años, la gente se alimentaba de lagartijas.

Hay fenómenos del cambio climático que nos llevan a perecer en el calor y la sequía.
Se extinguen los montes, la riqueza de los pinos que daba a Michoacán un clima ideal y largas temporadas de lluvia cada año.

Cuitzeo se convierte en un desierto de tolvaneras. Pátzcuaro ha perdido su profundidad y está convertido en lodazal y aguas contaminadas.

Los últimos vasos acuíferos se evaporan. Es impresionante y angustiosa la pérdida de profundidad de Zirahuén.
Es indignante, escalofriante, escandalosa e inaceptable la indiferencia social. El pueblo está insensible, indiferente, aturdido, postrado y enajenado. A los más pobres les basta con tener una gota de agua todavía, “irla pasando”, como anestesiados para ver la catástrofe que se cierne sobre el mundo.

Otros se ven enajenados por su pasión del dinero y por hacer negocios rentables, tras el oro verde, no les importa el bien común y la casa común de la que vivimos todos. Quieren hacer mucho dinero con el turismo, el aguacate y otros cultivos y se convierten en depredadores y devastadores de la naturaleza.

Es insoportable la actitud de muchos de la clase política: sólo piensan en el caudal político y en mantenerse en el poder con sus rentas. No quieren servir, quieren seguir medrando del dinero de todos. Es escandalosa su indiferencia ante los problemas, sólo cuenta el puesto y el salario que cobran sin merecerlo y sin resolver los problemas.

Los grandes del poder están ocupados en ganar elecciones y mantener el dominio y afianzar la dictadura, sigue el presidencialismo, buscan llevarse “carro completo”, las mismas promesas que no se cumplen. “ Ya no es como antes” esto se cumple sólo en la pose vanidosa del presidente y su retórica hueca. Su discurso vuela muy alto por encima de la realidad.

La sabiduría de lo alto

Por las temperaturas cada vez más altas, la vida humana ya no será posible. Pereceremos por el fuego, según la ley de la entropía. No se puede vivir a 45 o 50° y sin energía eléctrica para el aire acondicionado. Con las temperaturas más elevadas no se producirán los granos: trigo, arroz… Resistirán hasta el final sólo las ratas y las cucarachas.

Tiende a desalentar y exasperar los ánimos el grado de indolencia de las multitudes por la ignorancia. Es la postración en que los ha sumido la clase política, antes se llamaba PRI, ahora tiene otro nombre.

Como en el caso del lago de Zirahuén que se ve notablemente abajo y que es saqueado por pipas, por tomas en su afluente el arroyo de El Silencio para el cultivo de arándanos y aguacates, etc., ¿Quién va a escuchar nuestro grito? ¿A quién podemos pedir ayuda enérgica, contundente para frenar el ecocidio? Y la situación se podría enderezar bastante…

Los empresarios están en otra longitud de onda velando por su dinero. Los políticos están enajenados, para ellos el problema es tener muchos votos y ganar puestos, sin importarles el bien de la gente. Ellos quieren dinero y poder.

Como embotados por el alcohol y la droga y por la adicción al dinero y los placeres instintivos y bienes materiales que trae consigo, es urgente que el ser humano despierte a bienes diferentes que elevan la mente y el espíritu a la lucidez y el criterio para discernir lo que puede hacernos bien y las luchas prioritarias.

Es necesario elevarse de lodazal de la vida de placer y consumo a los placeres más altos del espíritu y a los bienes que hacen verdaderamente feliz en la sencillez y la sobriedad. Es necesario trastornar los valores del mundo para buscar metas más altas, espacios de amor y libertad.

Nos urge la conversión psicológica y moral y religiosa, volver a ser homo sapiens y personas virtuosas, con un código de ética, con conciencia moral y aspiraciones puras y trascendentes.

Tenemos que transformar los intereses y valores del mundo que anda de cabeza para salvaguardar nuestros más altos valores, defender nuestra vida y la casa grande y de nuevo tender al bien común de todos, a la dignidad de la persona humana, al Estado de derecho, a la armonía y paz.

Zirahuén se evapora, y la humedad de la superficie de la tierra se consume, es de primera necesidad que llueva. La deforestación, devastación y contaminación del planeta hace imposible la lluvia. Sólo Dios puede ayudarnos.

Aquí se necesita la fe de los católicos. Si el humilde reza y pide con confianza total en Dios e insistencia la lluvia, si muchos oramos al mismo tiempo con fe grande, el Señor Dios enviará la lluvia.

Los grupos de oración pidan la lluvia, todos los creyentes, recen pidiendo la lluvia, organicen hashtags campañas de oración, oremos todos para que venga la lluvia y se detenga el holocausto.

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