Olimpiadas sin gloria

Olimpiadas sin gloria

 Los resultados de los atletas México son más bien lamentables. Reflexionamos sobre la motivación y la organización de y los resultados.

Vista Panorámica

Los mexicanos tienen talla de campeón, como todos los pueblos de la tierra. Siempre pierden, andan con resultados mediocres que tratan de hacer pasar. lamentablemente no aceptan su derrota porque estuvieran cerca, “ya merito”.

Ha habido glorias olímpicas, como la hazaña de Mariles en equitación. Un sabor de gloria me dejó la medalla de oro en Los Ángeles de aquel gran marchista, Carlos mercenario. Iba en punta, seguido de cerca por grandes marchistas. Al final se sostuvo y creció más, se separó de sus perseguidores, con más de 2 minutos y con un paso triunfal entró a la meta.

Una experiencia más difícil fue el triunfo de la selección de fútbol, partidos de muerte. La sostuvimos en el programa de de Jesús González Adata, invitamos a mandarles buena vibra a pedir la ayuda de Dios. Las pruebas se franquearon y saboreamos la gloria de oro.

La delegación mexicana es demasiado numerosa y nula en adquirir medallas. Van tres bronces, es triste, vergonzoso, lamentable.

Con quienes gusten se pueden repetir con la selección de fútbol experiencia de mandarles buena vibra, implorar la ayuda de Dios. Y vamos obtener la medalla de oro.

La prensa fomenta la mediocridad cuando hace escándalo por cuartos lugares. Debemos ser exigentes y no conformarnos sino con el oro.

Una delegación demasiado numerosa, pomposa, que aprovecha para viajar, un niño comenta: “son el puro uniforme”.
Por su población, economía, tamaño México es uno de los países importantes del planeta.

En educación, producción, otros ramos de la actividad de los mexicanos andamos igual: entre los últimos lugares, vamos a la cola.

Para lo malo somos bien buenos. Hay casos patéticos, el manejo de la pandemia del Covid. Somos el país que más muertos tiene en términos proporcionales, que peor ha tratado al personal médico, que ha tratado la pandemia de manera presuntuosa, ineficaz y mentirosa. Y así en muchísimos ramos.

En el rendimiento en los chicos de la escuela vamos a la cola, así como en la investigación, inventos patentados, etc. etc. Encontramos a veces garbanzos de a libra como el eximio químico Mario Molina.

Andamos con frecuencia a niveles de los países más atrasados, como Haití. Con todos los recursos que tenemos, ¡que vergüenza!

LA LUZ DE LO ALTO 

¿Cuál es la razón de los pésimos resultados? Es sabio exponer la causa, dar la razón del desempeño en estos Juegos Olímpicos. ¿Los mexicanos no tienen sueños, como estrellas que alcanzar, que los lancen a ir más allá de sus propios límites?¿Los mexicanos estamos hechos de manera diferente, estamos menos dotados para alcanzar las medallas de oro? ¿Han hecho falta héroes, ídolos creíbles, modelos que abran la senda al triunfo?

Yo pienso que nos ha marcado una historia de opresión, dominación, derrotas en la vertiente indígena. Que experiencia de sufrimiento por la dominación de los aztecas, los purépechas y otros.  En la vertiente española es igual, con sufrimiento por las invasiones de los romanos, de los árabes…

La misma mente del pueblo mestizo de México es brillante, rápida, creativa pero no ha tenido oportunidades, en muchas situaciones la tienen aletargada, deformada los diferentes gobiernos.

Llevamos la lacra muchas veces de una mentalidad fatalista, derrotista, agachona.

Juan José Arreola hablaba de “el alma vacilante del mestizo”. Una frase dolorosa que da que pensar.

Hay una condición privilegiada para los mexicanos en algunos deportes, como la marcha, el maratón donde hemos tenido grandes campeones.

Las instituciones del deporte nacional se han mostrado desastrosos. La hora desastrosos: funcionarios politizados, corrupción, mercantilismo. 

Ahí gran deficiencia en un logro de la cultura y práctica del deporte desde edad temprana.

Hace falta levantar al mexicano caído, enlodado, clavado en el lodo, sin ánimo ni auto confianza para levantar la cara, enfrentar al adversario, para luchar por la defensa de los suyo y su ideal.

El mexicano es grande como todos los habitantes del planeta. Hay que recoger el tesoro caído en la inmundicia, limpiarlo y enseñarlo a creer en sí mismo, dar la convicción de que nació para ser grande, para hacer campeón.

Todo hombre es grande por ser hechura de Dios creador y Padre. Dios no hace porquerías. Hay que devolverle la confianza, sanando los golpes de su alma.

Dios formó al hombre como la obra maestra de creación, le dio un destino maravilloso, dominar sobre las pruebas y alcanzar la victoria, el éxito, la gloria.

“Saben ustedes que en el estadio todos corren para alcanzar el premio?” Escribe Pablo de Tarso
Hay premios que valen mucho más que la medalla de los hombres: ¡si sacáramos a México caído en una situación de corrupción, inmundicia y todos los vicios!

Hay otro premio infinitamente mayor: alcanzar la gloria inmortal, como hijo de Dios, dando lo mejor de ti mismo, realizando tu destino definitivo que te dio tu Creador.

¡Fuiste hecho para la riqueza y la gloria!

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