Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- La vacuna que desarrolla la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) contra el Covid–19, actualmente en fase 1, está formulada con una recombinante de tipo mosaico, lo que permitiría adaptarla con rapidez –si fuese necesario– a otras mutaciones o variantes del virus, a efecto de que no pierda eficacia en la protección que se busca para los seres humanos.
Destacó que lo importante de una vacuna es que enseña al sistema inmune a defenderse, y en este caso con el biológico en proceso de formulación buscan generar anticuerpos que produzcan linfocitos B, especializados en desarrollar anticuerpos neutralizantes, así como linfocitos T, capaces de detectar células infectadas con el SARS-CoV-2 y destruirlas para evitar que se repliquen.
"Esto es lo máximo en una vacuna: que desarrolle tanto anticuerpos como linfocitos T", subrayó el titular del Centro Multidisciplinario de Estudios en Biotecnología de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, instancia que desde hace años incursionó en proyectos relacionados con la salud humana.
En entrevista exclusiva, explicó que la vacuna que propone la Universidad Michoacana es un diseño de tipo mosaico, denominado así porque se toman fragmentos de 16 proteínas que conforman el virus, principalmente S, N y M, para enseñar al sistema inmune a reconocerlo y neutralizarlo.
Actualmente, la investigación está en la etapa en la que el biológico se inyecta a animales de laboratorio (ratones) y después de un periodo de 40 días se les extrae la sangre para analizar los resultados.
"Medimos y vemos cuál mezcla fue la mejor y tomamos decisiones, qué le quitamos, qué le ponemos, cómo rearmamos, hasta llegar a la que haga lo que nosotros esperamos, es decir, que se produzcan anticuerpos neutralizantes e induzca la producción de linfocitos T", detalló.
Destacó que una de las ventajas que brinda el diseño de esta vacuna de tipo mosaico radica en que podría ser adaptada de manera rápida para que no pierda su eficacia ante otras variantes o mutaciones del SARS-CoV-2.
Este proyecto, en proceso de patente, es financiado directamente por la máxima casa de estudios, debido a que no logró fondos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) pese a que concursó y fue bien evaluado.
Además de Bravo Patiño, están involucrados alumnos de posgrado y los investigadores Rosa Elvira Núñez Anita y Marcos Cajero Juárez.
Por: Sayra casillas/rmr