
Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- En México, más de 34 millones de mujeres están en edad reproductiva y muchas de ellas recurren a las toallas sanitarias como el método principal para gestionar su menstruación. Este producto, aunque vital para la salud y la dignidad menstrual, representa también una bomba de tiempo para el medio ambiente.
Cada toalla sanitaria usada puede permanecer en el planeta durante siglos. Su composición, que incluye plásticos, algodón, celulosa y mallas sintéticas, dificulta su descomposición natural. Según la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), estos materiales no solo tardan cientos de años en degradarse, sino que al estar expuestos al sol y al viento, pueden liberar bacterias peligrosas que afectan tanto a seres humanos como a la fauna.
El método más común de disposición consiste en envolver la toalla en papel y tirarla a la basura doméstica, lo que termina por enviarla a rellenos sanitarios o, en el peor de los casos, a cuerpos de agua o espacios naturales. Pocas mujeres tienen acceso a sistemas especializados de recolección o tratamiento de este tipo de residuos.
Si bien el cambio de hábitos individuales es importante —por ejemplo, optar por copas menstruales, toallas reutilizables o productos biodegradables—, la verdadera transformación ambiental depende del acompañamiento institucional.
RPO