
Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- La depresión es una enfermedad compleja, profunda y a menudo invisible. Pero existe un síntoma silencioso que puede hacerla aún más difícil de detectar y tratar: la anhedonia, definida como la incapacidad para experimentar placer. Este fenómeno, aunque poco reconocido, podría ser la clave para entender por qué muchos tratamientos contra la depresión fallan o resultan insuficientes.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 280 millones de personas viven con depresión en el mundo, y en México, la Secretaría de Salud estima que 3.6 millones de adultos la padecen. Las mujeres, en particular, tienen el doble de probabilidad de desarrollarla en comparación con los hombres.
Expertos indican que entre el 60 y 70% de los pacientes con depresión mayor presentan anhedonia en algún momento. Sin embargo, muchas veces no lo verbalizan, y en las consultas médicas queda fuera del diagnóstico clínico.
Pasa desapercibida: No siempre se menciona en consulta porque el paciente ni siquiera la identifica como un síntoma.
No se asocia al cerebro: La mayoría no relaciona la falta de placer con un trastorno neurológico.
Limita el efecto de los antidepresivos: Medicamentos comunes como los ISRS no actúan directamente sobre el circuito del placer.
Conduce a depresión resistente: Las personas con anhedonia responden peor al tratamiento estándar, y eso puede llevar a una condición crónica.
Terapias emocionales positivas
Programas como el Positive Affect Treatment (PAT) han mostrado resultados favorables al reactivar emociones placenteras mediante atención plena y ejercicios conductuales.
Medicamentos innovadores
Fármacos como la ketamina y procedimientos como la estimulación magnética transcraneal (TMS) ofrecen alternativas prometedoras para quienes no responden a tratamientos convencionales.
Diagnóstico integral
Es vital descartar otras condiciones como trastorno bipolar, esquizofrenia o Parkinson, ya que la anhedonia también puede aparecer en estos contextos.
Cambios diarios en el estilo de vida
Establecer rutinas simples, socializar, realizar alguna actividad física o dedicarse a un hobby, por mínimo que sea, pueden ir reactivando lentamente la red cerebral del placer.
RPO