
Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- Lavar el pollo antes de cocinarlo podría parecer una práctica higiénica, pero en realidad representa un riesgo severo para la salud. Expertos advierten que esta costumbre, arraigada en la mayoría de los hogares, favorece la propagación de bacterias peligrosas como Campylobacter jejuni, Salmonella y Staphylococcus aureus.
El enjuagar el pollo bajo el grifo, las gotas de agua pueden salpicar hasta un metro de distancia, contaminando utensilios, trapos, frutas o verduras. Este fenómeno, conocido como contaminación cruzada, es una de las principales causas de intoxicaciones alimentarias domésticas.
El pollo es uno de los principales portadores de Campylobacter jejuni, una bacteria que habita en el tracto digestivo de las aves sin afectarlas, pero que en humanos puede causar infecciones intestinales severas.
La recomendación es clara: no laves el pollo. Si se hace, es indispensable desinfectar de inmediato manos, utensilios y superficies.
Comprar en establecimientos con refrigeración y certificación TIF.
Separar el pollo crudo de otros alimentos en el refrigerador.
Cocinar hasta que no queden partes rosadas y los jugos sean transparentes.
Usar utensilios exclusivos para pollo crudo y lavarlos de inmediato.
Qué hacer si hay infección
La infección por Campylobacter suele durar de tres a cinco días, pero puede causar complicaciones en niños, adultos mayores o personas con defensas bajas.
El tratamiento incluye hidratación constante, dieta ligera y vigilancia médica. Si los síntomas empeoran, es fundamental acudir al médico, ya que las infecciones mal tratadas pueden dejar secuelas digestivas o neurológicas.
RPO