Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- La Calzada Fray Antonio de San Miguel, hoy auténtico nicho del fervor por los difuntos, se vistió de flores, de aserrín multicolor, de respeto y de memoria.
Los pasos de los andantes, de los vivos y de los muertos se entrelazan en un devenir de decenas de altares que recuerdan a quienes partieron.
En ellos se respira, no sólo el aroma a cempasúchil que domina el sentido del olfato, sino la compasión del ser humano por sus semejantes y por los seres vivos, pues fue ésta la que inspiró a alumnos de Derecho de la Universidad Vasco de Quiroga a elaborar altares en honra a las víctimas del cáncer de mama.
A nombre de sus compañeros, María Guadalupe Ornelas Cruz, lamentó que el índice de este padecimiento mortal, si no se detecta a tiempo, vaya en aumento; "creemos que se debe trabajar más en el acceso a la salud".
En tanto que integrantes de un colectivo denominado "VELIAN" por buscar el veganismo, la liberación animal y el antiespecismo, como forma de evitar la discriminación, armaron una ofrenda que hace conciencia de la explotación y el maltrato que amenaza a diversas especies y en ella plasmaron su inmenso amor por los animales, como explicó Fernando Luna.
Asimismo, alumnos de la Preparatoria José Vasconcelos, dedicaron un altar a Francisco Toledo, artista plástico que con papalotes recordó a los 43 normalistas desaparecidos en Ayotzinapa, según explicó Luis Fernando Martínez Ambriz.
Mientras que los estudiantes de la carrera de Ingeniería en Agronomía del Instituto Tecnológico del Valle de Morelia, rindieron homenaje al cantautor Juan Gabriel, oriundo de Parácuaro, Michoacán, con un altar que incluye platillos como el mole con arroz y el chile relleno, pozole, camote, calabaza en tacha, fruta de temporada, tequila y cerveza. Ellos usaron todos y cada uno de los elementos que son usados ancestralmente.
Para los testigos, esta conmemoración luctuosa es una tradición que debe permanecer viva y en los corazones de los mexicanos, como consideró Karla Castillo, quien llevó a su hijo que estudia en el Jardín de Niños a recorrer la exposición.
También, Eduardo Molina, quien es católico reflexiona sobre la necesidad de recordar a los fallecidos, "santos, purgantes y triunfantes".
Por: Fátima Miranda/RMR
