Ciudad de México (Rasainforma.com).- En los últimos años se ha incrementado de manera considerable el uso estético de piercings corporales, más allá de la clásica perforación del lóbulo de la oreja, lo que puede provocar complicaciones que muchas veces no son tomadas en cuenta.
Al asegurar lo anterior, la coordinadora de la Clínica de la Adolescencia del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, doctora Liz Sosa Mora, informó que en México cada año más de 30 mil jóvenes se perforan o tatúan el cuerpo.
La especialista alertó que antes de llevar a cabo estas acciones, es importante tener en cuenta que puede haber reacciones alérgicas, infecciones cutáneas y sistémicas como la hepatitis B y C, tétanos y VIH, porque muchas veces se realiza en establecimientos que no cuentan con todas las medidas higiénicas.
La psiquiatra indicó que los adolescentes y jóvenes se realizan perforaciones o piercing por diferentes razones: como un acto de rebeldía, para reafirmar su personalidad, simplemente por imitación o por la necesidad de cambiar su apariencia porque no están conformes con su aspecto.
De acuerdo con la especialista, este acto también representa una agresión al cuerpo que, dentro de las necesidades de cada joven, puede utilizarse como intento para llenar un "vacío", soledad o depresión, provocando una sensación de placer, así como otras formas de satisfacción.
Ello, agregó, les puede generar problemas en el entorno familiar y rechazo por un sector de la sociedad, por lo que la comunicación entre padres y adolescentes es importante.
Subrayó que en el contexto actual, además de considerarse un artículo de moda, la aplicación del piercing o perforación tiene connotaciones psicológicas, sociales, y emocionales, principalmente en adolescentes y jóvenes.
Incluso, destacó, para algunos jóvenes esta "moda" puede derivar en una adicción, pues conlleva problemas de ansiedad y trastornos psiquiátricos, por lo que sería el momento de buscar ayuda profesional.
Mencionó que se debe trabajar con los adolescentes y jóvenes en el ámbito psicológico, ya que a largo plazo pueden tener consecuencias en los aspectos laboral y social.
El estigma, explicó la psiquiatra, no es la expresión de perforarse o colocarse un piercing, es con relación a la sociedad, ya que estas acciones son sinónimo de rebeldía, de poca capacitación y falta de responsabilidad, lo que implica que no puedan acceder a un empleo.