

Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- La Asamblea General de las Naciones Unidas volvió a pronunciarse con contundencia contra el embargo económico que Estados Unidos mantiene sobre Cuba desde hace más de seis décadas.
En su trigésima tercera resolución anual sobre el tema, el máximo órgano deliberativo de la ONU pidió el fin de esta medida unilateral impuesta al país caribeño.
La resolución de este año fue aprobada con 165 votos a favor, 7 en contra y 12 abstenciones, reflejando un amplio respaldo global, aunque con algunas modificaciones respecto a años anteriores.
Entre quienes votaron en contra se encuentran Estados Unidos, Israel, Argentina, Hungría, Macedonia del Norte, Paraguay y Ucrania. En tanto, países como Costa Rica, Ecuador, Rumanía y Polonia se abstuvieron.
El año pasado, el voto fue aún más contundente: 187 naciones a favor, con solo dos votos en contra (Estados Unidos e Israel) y una abstención (Moldavia). Esto refleja un pequeño pero significativo giro en la postura de algunos países de América Latina y Europa del Este.
El embargo comenzó en 1960, tras el triunfo de la Revolución Cubana y la nacionalización de empresas estadounidenses. En 1962, se formalizó como una política económica mediante la Ley de Comercio con el Enemigo, y desde entonces ha sido endurecido en distintos momentos, especialmente en los años 90.
Desde 1992, la Asamblea General de la ONU ha emitido cada año resoluciones exhortando a Estados Unidos a levantar esta medida, por considerarla unilateral y contraria al derecho internacional y al desarrollo de la isla.
El bloqueo prohíbe o limita:
La exportación de productos y servicios estadounidenses a Cuba (incluyendo alimentos y medicinas, con algunas excepciones).
Las importaciones desde Cuba a Estados Unidos (productos cubanos como el ron y el tabaco no pueden venderse legalmente en Estados Unidos).
La banca y transacciones financieras entre ambos países.
Las inversiones directas de empresas estadounidenses en Cuba.
El uso del dólar estadounidense en transacciones internacionales por parte de Cuba.
Además, el embargo tiene un carácter extraterritorial, es decir, sanciona a empresas de otros países que hagan negocios con Cuba si también operan en Estados Unidos.
Durante la sesión, el embajador estadounidense Jeffrey Bartos rechazó la resolución, calificándola como un “espectáculo político” promovido por el gobierno cubano. Sostuvo que las dificultades económicas que enfrenta la isla no son resultado del embargo, sino de la falta de reformas internas.
“El régimen se encuentra ahora en una encrucijada. Puede redoblar las políticas fallidas del pasado, lo que provocará más sufrimiento en la isla... o puede abandonar por fin sus lentes marxistas fallidas y desacreditadas, y devolver a su pueblo sus libertades fundamentales”, argumentó Bartos.
También pidió la liberación de los presos políticos y exhortó a la comunidad internacional a no “validar las prácticas del régimen cubano”.
A pesar de las justificaciones estadounidenses, gran parte de la comunidad internacional insiste en que el embargo tiene graves consecuencias humanitarias, afecta sectores clave como salud, alimentación y energía, y dificulta el desarrollo económico de la isla.
En sus más recientes resoluciones, la ONU ha reiterado que el embargo viola principios fundamentales de la Carta de las Naciones Unidas, y representa una medida obsoleta que debe ser eliminada.
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