
Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- En un gesto simbólico y profundamente espiritual, el Papa León XIV sorprendió a fieles y visitantes al acudir a la Basílica de Santa María la Mayor en Roma, donde rindió homenaje a su predecesor, el Papa Francisco, con una oración y una rosa blanca colocada sobre su tumba.
El Pontífice regresaba de Genazzano, donde por la tarde rezó en el santuario de la Madre del Buen Consejo. En lugar de dirigirse al Vaticano, optó por prolongar su trayecto hacia la Basílica Liberiana. A las 19:05 horas, fuera del horario de visitas, llegó en un vehículo todoterreno negro, desatando una ola de asombro y emoción entre los presentes que se preparaban para el rezo del Rosario vespertino.
León XIV entró por la puerta lateral, la misma que utilizó tantas veces el Papa Francisco a bordo de su Fiat blanco. Ya en el interior, dirigió su mirada al nicho donde se ilumina la cruz del Buen Pastor, aquella que Jorge Mario Bergoglio llevó durante más de una década. Un asistente le entregó una rosa blanca –símbolo ligado a Santa Teresita del Niño Jesús–, que el Papa colocó arrodillado, en silencio, ante la lápida con la inscripción “Franciscus”.
Durante varios minutos, la Basílica permaneció en un silencio conmovedor. Dos Papas, uno arrodillado y otro, simbólicamente, mirando desde el cielo, reunidos en un espacio pequeño y blanco. Un momento de impacto visual y espiritual.
Antes de retirarse, León XIV se detuvo unos instantes bajo la estatua de María Regina Pacis y luego se dirigió a la Capilla Paulina, donde saludó brevemente a los fieles ubicados en las primeras filas.
AML