
Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- “Veníamos a presenciar un Grito en santa paz, pero desgraciadamente el grito fue de otra forma. ¿Quién se iba a imaginar lo que iba a suceder? Nosotros fuimos los que la pagamos con las granadas que cayeron. Aquí no hubo tiempo ni de correr (…)”, expresó Salvador Díaz, víctima directa del atentado terrorista del 15 de septiembre de 2008 en Morelia.
Tras el acto cívico y la ofrenda floral —que no incluyó fotografías de las víctimas—, Salvador compartió parte de lo que aquel suceso le arrebató: la vida de su esposa, Leticia Tapia.
Con la voz entrecortada, recordó que esa noche acudieron a la plaza Melchor Ocampo junto con sus tres hijos, quienes aún tienen esquirlas.
“Uno se queda marcado para toda la vida (…)”, expresó, al señalar que cada año esta fecha revive lo sucedido. Añadió que su esposa, quien era profesora, disfrutaba acudir a los festejos patrios, claramente sin imaginar lo que ocurriría.
En este mismo sentido, María Dimas, también víctima directa del atentado, compartió su gratitud con Dios por continuar con vida. Sin embargo, reconoció que cada 15 de septiembre implica retroceder psicológicamente a aquella noche.
Por ello, hizo un llamado a las autoridades para que se direccionen apoyos correspondientes a las víctimas que aún padecen consecuencias físicas y emocionales.
RPO