
Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- Moler especias, chiles y preparar salsas... es el molcajete de piedra volcánica, utensilio prehispánico utilizado en la cocina mexicana para triturar y moler ingredientes para la preparación de alimentos.
Tradicional y apreciado por la gastronomía mexicana, ha puesto en alto el nombre de la tenencia de San Nicolás Obispo.
De textura porosa y cuya creación es laboriosa, se requiere paciencia y habilidad para manipular la piedra volcánica que se extrae del Cerro del Águila, lo que le ha conllevado a obtener el reconocimiento de Indicación Geográfica por parte de la Organización para una Red Internacional de Indicaciones Geográficas (oriGIn).
MIMORELIA.COM platicó con el artesano Ramiro Sopeña Ángeles, quien refirió que este reconocimiento global da garantía a la población de que se trata de un producto que no se romperá.
“Es algo que nos enorgullece a la comunidad y esperamos que la gente sepa y vaya con garantía de que es un molcajete de buena calidad, que no se va a desmoronar, ni le va a pasar otras cosas que puedan pasar”, dijo.
Con una producción de 25 a 30 piezas semanales por artesano, señaló que en la localidad son 80 las personas que realizan estas piezas que se utilizan en las cocinas mexicanas. Sin embargo, reconoció que son pocos los que se dedican a este oficio.
En ese tenor, Ramón Morelos Pérez comentó que las nuevas generaciones difícilmente se interesan en la realización del molcajete de piedra volcánica, pero que poco a poco se avanza para que este trabajo artesanal no muera, toda vez que representa la economía del lugar y el impulso de todos para seguir adelante.
Con 34 años de edad, comentó que él inició a los 14 años a hacer molcajetes, pero aseguró que el tema no es realizarlos, sino buscar la piedra volcánica y que no esté “podrida”.
Y es que señaló que mucha gente piensa que es solo ir y recoger la piedra del cerro, cuando la realidad es buscar y, al momento de encontrarla, ver si está buena o no para el trabajo que se requiere, toda vez que se trata de una obra de mucha precisión.
Dos horas o hasta más de una semana, mencionó, es el tiempo que toma la realización de un molcajete, toda vez que depende del tamaño y la figura que se vaya a realizar; los tradicionales de 20 centímetros son los más sencillos, pero también hay estrellas, corazones y demás figuras que en los hogares mexicanos se utilizan como decoración.
Cada año, en noviembre, se celebra la Feria del Molcajete en San Nicolás Obispo, la cual atrae a visitantes de diversas regiones y da la oportunidad para que los artesanos exhiban y vendan sus creaciones; además, todo el año participan en ferias a las que los gobiernos de Morelia y del Estado los invitan.
Tanto Ramiro como Ramón recordaron que, antes de usar un molcajete de piedra volcánica por primera vez, debe curarse para eliminar los residuos de piedra que puedan quedar en los poros; para ello, se muelen granos de arroz y sal hasta que se haga polvo y salga completamente blanco, y luego se lava con agua y cepillo hasta que el agua quede limpia.
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