Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- Con más de cinco años de experiencia en el oficio, María del Rocío Rodríguez, conocida cariñosamente como la “Boleadora del Centro”, ha desafiado los estereotipos de género al ser la única mujer en el Centro Histórico de la capital michoacana dedicada a lustrar calzado.
Con una carrera previa en varias áreas, María del Rocío tomó la decisión valiente de abandonar su último empleo como cocinera para poder salir adelante como boleadora luego de que se le presentara la oportunidad de ocupar la silla en la que día a día, locales y turistas la visitan para sacarle brillo a sus zapatos.
A pesar de los desafíos y prejuicios que enfrentó en un ámbito dominado por hombres, reconoce que ha sabido posicionarse en una de las nueve plazas en la que los boleros trabajan y forman parte de un total de 55 miembros en una asociación, siendo ella, la única mujer activa en el oficio que le ha dado un sustento a su familia.
Platica que los desafíos que enfrenta como la única mujer en su campo, principalmente es la falta de confianza en su trabajo por parte de algunos clientes y las dificultades derivadas de la distinción de género, no obstante, asegura que basta con sólo una ocasión para que consolide un cliente más a su cartera.
“No siempre nos va bien, pero he sabido aclientarme, al principio se sientan con un poco de desconfianza, y mientras voy echándoles la bola, les pregunto un poquito sobre su vida, si son turistas, les recomiendo lugares bonitos para conocer, lugares ricos para comer, y de pronto, solitos comienzan a hacerte platica, y cuando eso pasa, sabes que es un cliente seguro, y aunque no sean de aquí, cuando regresan de vacaciones, vienen a buscarme para bolearlos”, aseguró.
Su inquietud por aprender el oficio y su determinación para superar las adversidades, las sabía Raúl, el amigo que al conocer la crisis en la que se encontraba, le enseñó lo necesario sobre lustrado de zapatos, desde los aspectos básicos hasta técnicas avanzadas como cambiar el color de un calzado, además, mencionó que fue él, quien la apoyó para tener la silla en la que cientos se han sentado para “limpiar zapatos y sacar sus penas”.
A pesar de los altibajos en su trabajo, Rocío continúa perseverando, sosteniendo su negocio con dedicación y esfuerzo. Desde días lentos con pocos clientes hasta momentos de alta demanda, se enfrenta a cada jornada con determinación y mucho cariño a su oficio.
Además de ser una pionera en su campo, también es una madre dedicada, sustentando a sus dos hijas y dos nietas con el único ingreso que obtiene de su trabajo como boleadora. De hecho, sus nietas, de 11 y 14 años han expresado interés en seguir sus pasos, admirando la pasión y habilidad de su abuela en el oficio.
Menciona que hace algún tiempo se les capacitó para que transmitieran la historia que habita en Morelia, para que de esa manera pudieran ser voceros de la tradición y la cultura que se alberga en esta capital michoacana.
Con más de 50 años de edad y una carrera que tuvo un giro inesperado, Rocío no solo desafió las expectativas sociales al incursionar en un campo dominado por hombres, sino que también se convirtió en un modelo a seguir para futuras generaciones de mujeres que deseen seguir sus pasos en la industria del lustrado de zapatos en Morelia.
“Yo cada día me levanto con muchas ganas, yo amo, de verdad, amo mi trabajo y la mayor satisfacción que uno tiene cuando se dedica a esto, es cuando se va un cliente contento, conforme del trabajo que se le ha hecho, eso a mí me llena de mucha alegría”, concluyó.
Su historia es un testimonio inspirador de valentía, determinación y pasión por el oficio, y su contribución para la preservación de la cultura local al transmitir los valores históricos de la ciudad a través de su trabajo la han convertido en una figura destacada en la comunidad boleadora, reconociendo a los practicantes de este oficio como “Guardianes del Patrimonio” por el Ayuntamiento de Morelia y el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios.
SHA
