Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- Para las celebraciones de la Semana Santa, los penitentes se han convertido en un elemento fundamental de las procesiones que se realizan en Morelia, cobrando vida de una manera única a través de la imponente imagen que proyecta la veintena de hombres que forman parte de la cofradía.
MIMORELIA.COM conversó con José Omar Guajardo, miembro y presidente de los cofrades de la Catedral de Morelia, quien nos brindó una visión íntima de esta iconografía profundamente arraigada en la comunidad religiosa.
Son hombres que van vestidos con un hábito, que regularmente en la capital del estado, es oscura y cubre desde los hombros hasta los talones, sobre ella, cae por lo hombros una capa color morado y por último, en la cabeza se coloca un capirote, que es un cono o capucha de color negro que deja al descubierto únicamente los ojos. En ocasiones cambia de color a blanco y rojo todo el vestuario.
En simbología, representan el arrepentimiento, la reflexión y el perdón, que al estar cubiertos de pies a cabeza, dan significado a un versículo bíblico que señala: "porque los hijos de Dios son todos aquellos que son guiados por el Espíritu de Dios", haciendo referencia a que todos son iguales para el Dios Todopoderoso al existir pesadumbre.
Los penitentes, que en su mayoría son las personas que también conforman la cofradía de la Catedral, enmarcan una ceremonia que evoca el misterio y la reflexión durante estas celebraciones de pascua, misma que se remonta a siglos atrás y ha sido preservada con celo por generaciones.
Tiene sus orígenes en las representaciones de la Semana Santa que se realizaban en los países europeos durante el siglo XVI, pero fue hasta el año de 1953 que en Morelia se comenzaron a realizar prácticas similares para la conmemoración de las celebraciones litúrgicas de luto y silencio por la muerte de Cristo.
"La Procesión del Silencio es una manifestación de fe y devoción que nos conecta con nuestras raíces más profundas, es un momento para reflexionar sobre el sacrificio de Cristo y meditar en nuestros propios caminos", según Guajardo.
La primera presentación de la cofradía, sin este vestuario de penitentes, se realiza el día jueves con la procesión de la anuencia, que acompañado de tambores, salen del Templo del Entendimiento ubicado en la calle Abasolo en el Centro Histórico, solicitan el permiso para el toque de la matraca que abre la Gloria, siempre encabezados por la Virgen de la Soledad, patrona de la cofradía, campaneros y matraqueros.
En Morelia, la Procesión del Silencio es un evento de gran importancia que atrae a miles de personas de todas partes del país. Durante la procesión, las calles se llenan de silencio mientras los penitentes recorren lentamente las calles iluminadas de velas.
Omar Guajardo señaló que los participantes son aquellos que tienen la suerte de formar parte de los penitentes, quienes en algunas ocasiones, es una muestra de sacrificio y respeto durante la Semana Santa en agradecimiento a algún favor recibido o bien, por compromiso con la Santísima Catedral. No obstante señaló que hay que ser parte durante todo un año las diferentes actividades que organiza la arquidiosesis, como retiros, preparaciones e incluso, los compromisos de toques de campana.
Agregó que esto forma parte de ellos más allá de una tradición, ya que es un momento de profunda introspección y recogimiento. "Nos esforzamos por mantener viva la esencia de la Procesión del Silencio, transmitiéndola a las futuras generaciones como un legado de fe y devoción", aseveró.
El momento de protagonismo de la cofradía inicia el día viernes, en una atmósfera sobrecogedora, con el sonido de las matracas de mano resonando en el silencio de la noche y el aroma a incienso impregnando el aire.
Recorren las calles hasta llegar al primer cuadro de la ciudad y en la primer esquina con vista a la Catedral, resuenan las dos matracas monumentales, que a decir de Guajardo, es única en su tipo, por su conservación y diseño.
Para los cofrades, campaneros y penitentes de la Catedral de Morelia, quienes desempeñan un papel crucial en la organización y realización de la procesión, este evento representa un compromiso con la preservación de las tradiciones religiosas y culturales, que portan con orgullo la responsabilidad que cargan hace más de 50 años.
Concluyó asegurando que, también se trata de una expresión de fe, en donde los cristianos en actitud de penitencia y mortificación, motivados por el silencio, meditan y viven la muerte, así como resurrección de Jesucristo nuestro señor.
Este acontecimiento forma parte de las costumbres del Viernes Santo, entre las que también se encuentran: Cubrir imágenes de Jesús, Vestir de luto a la Virgen María, rezar el Viacrucis, meditar sobre las siete palabras de Jesús, la adoración a la cruz, el rezo del credo, conmemoración de la muerte de Jesús y la representación del Viacrucis.
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