Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- Poco a poco fueron llegando las familias para cumplir con la tradición de la visita a los siete templos, se trata de estar con Cristo Jesús durante su pasión, desde este Jueves Santo, en el que se conmemora la última cena, durante la captura previa a su muerte, que se conmemora mañana y su resurrección, el próximo domingo.
Los templos del Centro Histórico de Morelia se convierten en altares monumentales en los que los fieles devotos católicos se acercan para unirse en oración por el sacrificio del redentor. Niños, jóvenes, adultos, adultos mayores se postran en señal de adoración.
Se respira paz, por este día quedaron atrás los conflictos, lo convulso de las actividades políticas, las inconformidades sociales. Dentro de cada templo, individualmente o colectivamente se unen en una sola intención y el microclima hace que en este momento sólo se sienta paz.
Arnolfo Calderón, de 86 años, quien es padre de nueve hijos, 28 nietos y siete bisnietos, se dijo agradecido con Dios por la salud de su familia, es una tradición que ha querido dejar en su casa, dijo que cada año le pide a la divinidad “que me dé licencia de vivir otros años”; lo único que le da tristeza es que algunos de sus hijos “se fueron al norte y otros que viven aquí no me visitan”, lamentó.
Alejandra García, quien estuvo acompañada de sus hermanas comentó que sus papás les inculcaron la tradición, pero ya fallecieron y les dejaron este legado.
Por la institución de la eucaristía hermanos la orden franciscana, que acompañan a frailes y a las monjas clarisas, los laicos, entre ellos Josefina Vargas, venden semas benditas, (previamente un sacerdote hizo una ceremonia especial, también, hierbas de olor, manzanilla y laurel, además de las velas de San Dimas “para proteger las casas contra los ladrones, se enciende, se reza la magnífica, se apaga y se pone detrás de la puerta”. 10 pesos cuesta cada ramito, los panes, 20 pesos.
María Dolores Viveros, se coloca afuera del Templo de las Monjas, es la heredera de tres generaciones que venden las llamadas “charamuscas”, o coronitas que recuerdan la corona de espinas de Jesús, ella es heredera de la familia Ángeles y Cerriteño, el costo de las mismas es de 20 pesos.
No es fácil realizar este dulce, quienes lo elaboran se llevan “algunas quemadas fuertes” por la temperatura del caramelo, compartió.
Antes se ponían cada Viernes de Dolores, Domingo de Ramos, Jueves y Viernes Santos, pero ahora sólo les dejan colocarse estos últimos días.
Juan Barajas, apostado afuera del Templo del Carmen, dijo que es nieto de quienes iniciaron la tradición, se han dedicado a la pirotecnia, cada año, por tres días consecutivos, venden los llamados Judas, en forma de mariachis, calaveritas y diablitos, oscilan entre los 30 y los 350 pesos, éstos contienen pólvora y se queman los Jueves, Viernes y Sábado Santos; añadió que la elaboración de las figuras “va para abajo, se han ido los jóvenes a busca, según, una mejor vida”.
Patricia Melchor Jiménez, vende artículos religiosos, medallitas, oraciones, ella dice que cada vez hay menos personas que acuden a la visita de los siete templos, “desde la pandemia por Covid 19, porque como que la gente se ha sugestionado”, comentó.
Los fieles cristianos buscan un oasis de paz y lo encuentran, aunque sea en el luto de estos días, cuando acompañan al Salvador a entregar su vida en sacrificio, pero ya vendrán tiempos mejores, en los que la vida venza a la muerte en un devenir de bendiciones, que de acuerdo a la fe católica, concluye con una victoria.
RYE
