
Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- Con el rostro cubierto por el sudor y el peso de una cruz que ya le es familiar, Alfredo Hernández caminó por última vez como Jesucristo en la tradicional representación de la Pasión de Cristo en la colonia Juárez, papel que encarnó en más de 10 ocasiones en la escenificación organizada por la Parroquia El Salvador del Mundo, en Morelia.
Acompañado por decenas de actores y cientos de fieles que siguieron cada estación, Alfredo protagonizó su despedida de un rol que no sólo interpretó, sino que vivió con entrega, fe y compromiso.
En su último viacrucis, algunos asistentes no pudieron contener las lágrimas, sobre todo durante las escenas del azote y la colocación de la corona de espinas, momentos cargados de una emotividad que parecía trascender el guion.
A lo largo de las calles y la calzada Juárez, la cotidianidad se detuvo. Vecinos salieron de sus casas, choferes bajaron la velocidad o se estacionaron por un momento, y entre celulares y sombrillas, muchos aprovecharon para hacer una pausa en su día y reflexionar mientras el sacerdote de la parroquia oraba en cada estación del camino.
Aunque metidos en su papel, los soldados romanos no ocultaban la preocupación por el protagonista. Con el paso de las estaciones, Alfredo mostraba señales de agotamiento físico, pero también una fortaleza espiritual que contagiaba a quienes lo observaban. Su caminar lento, su expresión dolida y su silencio decían más que cualquier palabra.
Entre la multitud, hubo gestos de solidaridad: vecinos que regalaron agua a los asistentes, familias que compartieron sombra con desconocidos y miradas que hablaban de una comunidad unida por la fe y la tradición.
Este año, la Pasión de Cristo no sólo revivió el sacrificio de Jesús, sino que también sirvió como homenaje vivo a Alfredo Hernández, el colono que en más de diez ocasiones llevó esa cruz como un acto de devoción, y que hoy, en su despedida, recibió el cariño de su comunidad.
AML