

Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- Su bisabuelo le decía que la docencia era parte de su sangre e identidad. En medio de una familia en donde la mayoría son maestros universitarios, María Guadalupe García Martínez optó por el normalismo. Estudió en la Normal Urbana en los años 70 y, después, regresó como maestra. Por mucho tiempo dedicó su vida a las aulas, aunque hoy, tras poco más de tres décadas, concluyó su proceso de jubilación y ya tiene nuevos planes.
La maestra habló con MiMorelia.com sobre su motivación, experiencia y retos en esta labor, y sobre todo en una institución que muchas veces se ve rodeada de estigmas. No obstante, apuntó que la Escuela Normal Urbana cuenta con varios maestros con buen nivel de preparación y conocimientos, no solo en Michoacán, sino en todo México. Destacó también que hay generaciones que se están formando para educar a los próximos ciudadanos del país.
García Martínez refirió que decidió ser maestra porque tiene una hermana con síndrome de Down y quería saber más para apoyarla. La primera parte de su trayectoria profesional fue en educación especial en los estados de Guanajuato e Hidalgo, donde fundó algunos servicios y escuelas en dicha área. Luego fungió como directora en una escuela de Hidalgo, aunque más tarde decidió regresar a Morelia para concursar por una plaza en la Normal Urbana.
La maestra recordó que tenía injerencia en asignaturas en torno a la psicopedagogía, pero en el 97 participó en el diseño del plan de estudios. También fue coordinadora de academia, coordinadora de área y subdirectora en un par de ocasiones. Trabajó en educación primaria y, en 2004, cuando se modificó el plan de estudios, se integró la licenciatura en Educación Especial, que en 2005 se abrió con solo un grupo.
Ahora, en 2022, hubo nuevos planes y continúan con el programa; no obstante, indicó que hay pocos maestros con esa línea, lo cual impacta en la falta de profesores en la propia escuela.
Para María Guadalupe, haber ingresado a la Escuela Normal fue un compromiso enorme, ya que tuvo que actualizarse constantemente, pues las formas y técnicas siempre cambiaban. Aunque reconoció que fue difícil, también resultó apasionante por el trabajo con los chicos que serán los futuros docentes, a quienes exhortó a despertar la sensibilidad y entender la importancia de dicha labor.
Otros retos, comentó, fueron acompañarlos y guiarlos, pero procurando que la autoridad se mantuviera, ya que muchas veces eso suele ser difícil. Asimismo, refirió que otro tema ha sido la violencia, pues muchos alumnos que la han sufrido ven la escuela como una salida. Mientras que los y las maestras también han batallado durante años con las situaciones complejas en las comunidades por la inseguridad.
Por último, exhortó a la gente a confiar en las escuelas Normales, ya que —aseguró— hacen lo propio, pese a que muchas veces las condiciones no son las que se quisieran. Aunque quienes participan en la formación docente hacen lo mejor que pueden. En cuanto a las manifestaciones de los y las jóvenes, apuntó que en ocasiones son utilizados, pero otros y otras sí saben qué hay detrás de las acciones que se salen de control.
RPO