
Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- Aunque la tradición dicta que la Rosca de Reyes se parte el 6 de enero, la dinámica del mercado y las costumbres de la temporada extienden su demanda varios días más, generando tanto oportunidades como desafíos económicos para los panaderos y revendedores.
Durante los días previos al 6 de enero, los precios de la Rosca de Reyes suelen alcanzar su punto más alto debido a la alta demanda. El costo promedio de una rosca mediana para 10 personas puede variar entre 150 y 350 pesos, dependiendo del tamaño, la calidad de los ingredientes y si tiene relleno de nata, chocolate, cajeta, frutas, mermeladas, crema pastelera u otros sabores.
Sin embargo, a partir del 7 de enero, las panaderías tienden a reducir sus precios entre un 20 y un 50 por ciento para evitar pérdidas por excedente. Esto beneficia a consumidores que buscan ofertas, pero afecta directamente a los revendedores, quienes enfrentan la difícil decisión de vender a menor precio o asumir las pérdidas, según José Anaya, panadero con 15 años de experiencia.
Para los panaderos, la venta de roscas representa una de las temporadas más lucrativas del año, al igual que durante noviembre con el pan de muerto. Señaló que una panadería promedio puede incrementar sus ganancias entre un 30 y un 50 por ciento durante la primera semana de enero. Sin embargo, este margen de ganancia depende de una planeación precisa para evitar sobreproducción.
Dijo también que, los revendedores suelen obtener márgenes de ganancia menores pero sin un mayor esfuerzo. Si bien una rosca puede venderse con un incremento sobre su costo original durante el 5 y 6 de enero, el panorama cambia drásticamente después de esas fechas. La frescura del producto juega un papel importante, y cualquier deterioro en la calidad puede traducirse en pérdidas económicas.
“El 6 de enero por la noche, se genera una especie de “crisis” debido a la alta demanda de última hora porque las familias dejaron la compra para el último momento; luego se tienen que aventar largas filas para ver si en las tiendas grandes alcanzan una, porque si hay desabasto ese día y con los precios más altos, por eso terminan comprando con los revendedores”, explicó.
En algunos casos, los revendedores aprovechan la escasez para inflar los precios, ofreciendo roscas a costos mucho más elevados que los de una panadería tradicional. Sin embargo, este fenómeno puede generar críticas entre los consumidores, quienes buscan productos accesibles para mantener viva la tradición familiar.
Esta situación, aunque genera oportunidades de venta, también pone presión sobre los panaderos y tiendas, que deben producir a marchas forzadas para satisfacer la demanda.
“Nosotros hacemos una cantidad bajo pedido y otras para los despistados que vienen de pronto, peor si vemos que ya son varios, pues toca volver a prender el horno y darles fichas porque aparte de que nosotros vendemos más, ganamos un cliente para el siguiente año”, compartió.
Respecto a la prolongación de la demanda, Oliverio Cruz, ex presidente de la La Cámara Nacional de la Industria Panificadora y Similares de México, dijo que es hasta el 9 o 10 de enero que se extiende la búsqueda de este tradicional pan, especialmente por personal de oficinas y escuelas, por lo que esto representa un alivio para panaderos, quienes pueden mantener ventas constantes durante varios días más. No obstante, esta dinámica no es suficiente para cubrir las pérdidas de quienes no logran vender sus roscas en óptimas condiciones o deben ofrecer descuentos agresivos para mover inventario.
En este contexto, los panaderos han comenzado a innovar en sus estrategias, como vender versiones individuales de la rosca para aquellos que no celebran la tradición de la Rosca de Reyes en familia o compañía, y, aunque los consumidores buscan precios accesibles y calidad, los panaderos y revendedores deben equilibrar la demanda, los costos y la frescura del producto para garantizar ganancias y evitar pérdidas significativas, concluyó Oliverio Cruz.
mrh