

Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- El trabajo en el Senado de la República no se mide únicamente en meses ni en sesiones, sino en las causas defendidas, en el contacto directo con el pueblo y en la convicción de que la política puede y debe ser un acto de dignidad.
Desde su llegada al Senado, la senadora Reyna Celeste Ascencio Ortega, la humanista michoacana, ha asumido una responsabilidad clara: no olvidar de dónde viene ni a quién se debe. Con esa convicción, ha impulsado una agenda centrada en los derechos humanos, la igualdad sustantiva y el fortalecimiento de la educación y la cultura como pilares fundamentales para la paz y la justicia social.
Desde la Comisión de Derechos Humanos, ha sostenido una postura firme y coherente: los derechos no se negocian, se garantizan. Cada iniciativa presentada, cada posicionamiento y cada debate han tenido como eje poner a las personas en el centro de la acción pública.
El trabajo, sin embargo, no se limita al ámbito legislativo. El verdadero pulso de la transformación se encuentra en el territorio: en las comunidades, en las escuelas, en el acceso a los libros y en la organización colectiva que mantiene viva la esperanza. Es ahí donde se construye el Plan Michoacán por la Paz y la Justicia, atendiendo las causas de fondo y no administrando el abandono.
Este momento no representa un cierre, sino un punto de partida. La senadora refrenda su compromiso de seguir legislando con firmeza, caminando junto al pueblo y defendiendo un proyecto de nación en el que la dignidad deje de ser una promesa y se convierta en una realidad cotidiana.
En este tiempo de reflexión y esperanza, la senadora envía sus mejores deseos al pueblo de Michoacán y a todo el pueblo de México, con la certeza de que, caminando juntas y juntos, en verdadera unidad y corresponsabilidad, el 2026 será un mejor año, con más justicia, más bienestar y más paz para todas y todos.
mrh