Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- Menores de edad, niños y adolescentes han presentado trastornos de depresión y ansiedad tanto en el área urbana como rural que los llevan incluso a intentar suicidarse, por lo que la prevención puede salvarles la vida.
De acuerdo con Gabriela Zirate Alzate, urgencióloga pediatra del Hospital número 1 de Charo, del Instituto Mexicano del Seguro Social, (IMSS), en esta clínica se atienden por intento de suicidio, dos por semana, algunos por sobredosis de medicamento o adicciones a sustancias.
A los pacientes se les atiende en Pediatría, Psicología y Psiquiatría (adultos) da la primera valoración para la urgencia y el tratamiento definitivo, cuando es grave se envía al tercer nivel en Guadalajara, "si el niño se encuentra muy delicado por el riesgo al suicidio, se queda hospitalizado, pero si puede irse, se hace una referencia al paidopsiquiatra (médico psiquiatra) que se especializó posteriormente en niños y adolescentes, que es quien lo atiende y da seguimiento".
En el área rural se atiende el llamado “Código cien” para identificar de manera correcta una “punción de muerte activa”, que manifiesta si el paciente está por cometer una autolesión letal que le haga perder la vida, expuso Maritza Vázquez del Río, maestra en Psicología Clínica.
Expuso que si llega por urgencias se tiene el área de medicina interna o pediatría y la psicóloga atiende al paciente para hacer una derivación, en ocasiones se quedan tres días en observación.
En 2023 se atendió uno o dos casos, cada dos meses, “varía mucho, en diciembre se marca más la depresión”; se tiene que diagnosticar si es un episodio o es grave”.
Señaló que entre las causas está el aprendizaje de las conductas familiares, pero para dar un diagnóstico preciso, los especialistas determinan si hay abuso sexual o si son víctimas de violencia hasta por la situación social de sus comunidades.
De acuerdo con, María Dolores Capilla Murillo, jefa de Trabajo Social en la Unidad, número 75, quien dijo que las unidades de medicina familiar que son el primer contacto, se da el seguimiento, previamente se realiza una encuesta de salud mental, los médicos familiares lo ven, luego los departamentos de Trabajo Social y cuando se puede tratar de otra manera, se les respalda con redes de apoyo.
Además, se les deriva a los Centro de Seguridad que tienen programas y los Centros de Integración Juvenil, que tratan el tema de las adicciones a los opiáceos y medicamentos.
Se da un seguimiento de casos y se deriva a los departamentos de psicología o psiquiatría.
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