Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- "Vientres de Alquiler: emancipación o cosificación" es el título del libro autoría de Diana Berenice Jiménez Alanís, joven morelia de 24 años de edad que aborda el tema de la maternidad subrogada desde el enfoque histórico, filosófico, bíblico, capitalista y feminista.
La joven plasma el tema como el resultado del capitalismo que explota mercantilmente el cuerpo de las mujeres, siendo el sector con mayores capacidades económicas quienes acuden a la renta de vientres, y a las mujeres en la precariedad quienes optan por acceder a la práctica, como una forma de combatir sus necesidades y carencias.
Jiménez Alanís reconoce también el alquiler de vientres como una práctica en aumento, resultado de la capitalización, el avance tecnológico y la falta de regulación en países como México.
"Se plantean diferentes interrogantes sobre la explotación y la vulnerabilidad de más mujeres particularmente de países donde no existe una regulación precisa. Este libro analiza esa exploración reproductiva, la minimización de la pobreza y los estereotipos de género, y sobre todo los efectos y consecuencias de este fenómeno", dijo.
Como analistas y comentaristas de la obra estuvieron presentes Carolina Rangel Gracida y Elvia Higuera Pérez, ambas exfuncionarias de gobierno y con amplio conocimiento en temas de género.
La primera cataloga al neoliberalismo como el principal enemigo del feminismo, pues se habla de los vientres subrogados como parte de un contrato.
"Pondría una pregunta al aire, si es acaso el modelo capitalista incluso en su vertiente más voraz que es el modelo neoliberal el principal enemigo de la lucha feminista y de la emancipación de los cuerpos de nosotras las mujeres, ya que se habla de los vientres de alquiler desde un contrato, desde un intercambio, no es un beneficio, una mercancía a cambio de una remuneración", dijo Rangel Gracida.
Por otro lado, reconoció los vientres de alquiler como una práctica a la que llegan a acudir las parejas homoparentales y lesbomaternales, sin embargo, instó a garantizar primero los derechos de la comunidad LGBT+ así como facilitar el proceso de adopción antes que hablar de la renta de vientres.
Por su parte, Elvia Higuera enlistó los grandes beneficiarios de los vientres de alquiler: las empresas transnacionales encargadas de hacer los procedimientos clínicos, las que publicitan, las y los abogados que generan el contrato.
"El análisis se debe de centrar en la pregunta, en qué momento una mujer es autónoma, en que momento en un ejercicio de empoderamiento con esta capacidad de autodeterminarnos acerca de nuestras decisiones puede hacerlo de una manera libre cuando está supeditada a una circunstancia de un beneficio económico", cuestionó.
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