

Erongarícuaro, Michoacán (MiMorelia.com).- Las campanas tocan para llamar a las almas de quienes ya murieron, sus familiares esperan con lo que más les gustaba en vida, una guardia que pese a las bajas temperaturas perdura en la Meseta Purépecha y que en Arócutin, municipio de Erongarícuaro, se vive como en ningún otro lugar.
A 7 kilómetros de Pátzcuaro, un gran arco de flores con forma de iglesia da la bienvenida a los turistas; el templo de Nuestra Señora de la Natividad es el escenario de la Noche de Muertos, donde las tradiciones se enriquecen con el olor a copal y de la flor de cempasúchil, todo el camposanto es color naranja.
En un reencuentro con los que ya no están, el ambiente es de magia, colorido y de rezos, fieles a sus costumbres y tradiciones, centenares de indígenas purépechas de la ribera del lago de Pátzcuaro reviven con devoción y fe el ritual de velación pagano-religioso de la tradicional Noche de Muertos, ceremonia que ha perdurado dentro del marco de su genuina naturaleza e identidad desde la historia prehispánica.
Velas que muestran el camino para no pisar las tumbas, pero que su objetivo es iluminar el camino de quienes cada año visitan a sus familiares; ofrendas con música, rezos y otros más guardando silencio, es un espectáculo conmovedor en el que el olor a incienso perfuma la noche y madrugada del 01 y 02 de noviembre.
Arócutin es de las comunidades que mejor conserva las tradiciones ancestrales; se cree que las almas tienen permiso para visitar el mundo de los vivos en estos días sagrados. La comunidad se caracteriza por un ambiente de recogimiento, donde el retorno de los seres queridos se da con rezos y música de guitarra de forma solemne.
BCT