Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- A tan solo una cuadra del Vaticano, en pleno corazón de Roma, se encuentra La Cucaracha, un restaurante que se ha convertido en embajada no oficial del sabor mexicano en Europa. Su fundadora, la chef Diana Beltrán Casarubias, originaria de Acapulco, ha dedicado más de 25 años a mostrar la riqueza de la gastronomía mexicana en el extranjero, desafiando estereotipos y conquistando paladares italianos con recetas tradicionales.
La historia de Diana Beltrán ha sido reconocida por medios internacionales como Vatel Magazine, donde se le describe como una embajadora incansable de la cocina mexicana. Desde su llegada a Italia a los 18 años, Beltrán ha trabajado por cambiar la percepción limitada que muchos europeos tienen sobre la comida mexicana, comúnmente confundida con el estilo Tex-Mex.
En La Cucaracha, Beltrán introdujo platillos típicos de su estado natal, Guerrero, como tamales, tostadas y pescado a la talla. Su propuesta busca reflejar la diversidad regional del país y educar al público europeo sobre la profundidad de la cocina mexicana auténtica.
Además, Beltrán ha sido reconocida por preparar platillos para figuras de alto perfil, incluyendo al Papa Benedicto XVI. Ha tenido el honor de cocinar en diversos eventos oficiales del Vaticano como cenas benéficas, recepciones diplomáticas y celebraciones navideñas, especialmente aquellas dedicadas a la Virgen de Guadalupe, patrona de México, en el marco de las festividades del 12 de diciembre.
Además de su trabajo en cocina, Beltrán es autora del libro México (Gribaudo, 2013), donde recopila 100 recetas mexicanas adaptadas a los ingredientes disponibles en Italia. Este proyecto ha servido como puente cultural entre ambas naciones, reafirmando su compromiso por preservar la identidad culinaria mexicana más allá de nuestras fronteras.
A través de restaurantes como La Cucaracha, El Tiburón y su cadena de comida rápida Tex-Mex Maybu, Diana Beltrán continúa consolidándose como una figura clave en la promoción de México en el extranjero, demostrando que la gastronomía también es una forma poderosa de diplomacia cultural.
AML
