
Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- Podríamos ser la última generación en presenciar la danza luminosa de las luciérnagas. Así lo advierten científicos de distintas partes del mundo, quienes han identificado un declive alarmante en sus poblaciones, impulsado por tres factores principales: la pérdida de hábitat, la contaminación lumínica y el uso de pesticidas.
Aunque el fenómeno es global, sus implicaciones locales no deben ignorarse. En regiones como Michoacán, donde estos insectos forman parte de tradiciones, mitos y del equilibrio ecológico, su desaparición sería no solo un daño a la biodiversidad, sino también una pérdida cultural profunda.
El uso intensivo de pesticidas en áreas agrícolas no sólo afecta a las luciérnagas directamente, sino también a las pequeñas especies de las que se alimentan durante su fase larval. Sin alimento ni condiciones para reproducirse, su destino es incierto.
En municipios michoacanos como Jungapeo o Zitácuaro, donde aún se pueden observar estos insectos durante ciertas temporadas, algunas iniciativas comunitarias ya trabajan en su conservación. Sin embargo, se requiere un esfuerzo más amplio, institucional y ciudadano para preservar esta especie y su papel en la red de la vida.
RPO