Stephanie Topacio Magaña Barocio: una jueza cívica con rostro humano

En mayo de 2017 Magaña Barocio ingresó al área jurídica de la Policía Morelia, con el comisionado González Cussi
Stephanie Topacio Magaña Barocio: una jueza cívica con rostro humano
ULISES HURTADO
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Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- En las audiencias de justicia cívica en Morelia, el rostro de Stephanie Topacio Magaña Barocio refleja más que autoridad. Hay una mirada de empatía y la escucha atenta de quien comprende que la ley no solo sanciona, sino que también debe educar y generar conciencia.

En su rol como jueza cívica, su trabajo va más allá de emitir fallos; su compromiso con el derecho la ha convertido en un nexo entre la justicia y la sociedad, procurando que cada caso reciba la atención y el enfoque humano que necesita.

Nacida en Tepalcatepec, creció rodeada de los valores que su tierra inculca: la calidez, la unidad familiar y el respeto. "Allá es muy difícil tener carencias porque toda la gente te cuida, te protege", dice con nostalgia. En su pueblo cursó primaria, secundaria y preparatoria antes de mudarse a Morelia en 2005 para estudiar en la Facultad de Derecho de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), donde también realizó una maestría en Derecho Administrativo.

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Hija mujer única, con dos hermanos, fue educada bajo la premisa de que la familia es lo más importante, pero también con la firmeza de que los valores deben ser el faro de la vida. Esa crianza marcó su trayectoria profesional, donde la sensibilidad y la justicia se entrelazan en cada una de sus resoluciones.

El camino hacia la justicia cívica

Desde sus primeros días en la Facultad de Derecho, Stephanie se entregó al estudio. "Soy muy matadita, por así decirlo", confiesa con una sonrisa. Pero al salir al mundo laboral en 2010, descubrió que el derecho va más allá de los libros y que la vida real exige empatía y comprensión.

En mayo de 2017 ingresó al área jurídica de la Policía Morelia, con el comisionado, Alejandro González Cussi, formando parte de un equipo que buscaba innovar en la aplicación del derecho. Su anhelo por convertirse en jueza cívica se materializó en noviembre de 2021, cuando fue nombrada para desempeñar un cargo que soñaba desde que estudiaba su tesis.

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"Para mí, ser jueza cívica es cumplir un deseo", afirma con orgullo. Se trata de una figura que rompe con la formalidad del derecho tradicional, permitiendo una aplicación más cercana y flexible de la ley. Desde entonces, ha formado parte de un equipo que impulsa la participación femenina en el ámbito judicial: de los nueve jueces cívicos de Morelia en funciones, seis son mujeres.

La justicia con empatía

Su trabajo se basa en la comprensión de que cada ciudadano tiene una historia y que la ley debe considerar el contexto de sus faltas. "No se trata de sancionar por sancionar, sino de recordar que somos humanos", explica. En su experiencia, ha encontrado casos donde el comportamiento infractor no es resultado de la maldad.

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Uno de los casos que la marcó fue el de una mujer que ingresaba recurrentemente a barandilla, cada vez en peores condiciones. "Un día llegó sin estar intoxicada y pude platicar con ella. Me contó su historia y me di cuenta de que necesitaba ayuda, no castigo". Gracias a una red de apoyo, lograron ingresarla a un centro de rehabilitación, donde se recuperó y pudo regresar a su comunidad.

La salud mental es otro de los temas que le preocupan. "Es fácil aceptar que tienes una infección y tomar medicamento, pero cuando es una enfermedad mental, es difícil aceptarlo". En su trabajo, ha identificado que muchas de las faltas cometidas por ciudadanos tienen raíces en problemas de salud mental, lo que la ha llevado a buscar soluciones más allá del castigo.

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Ser mujer en la justicia cívica

Como jueza, ha enfrentado el machismo en diferentes formas. "A veces, algunos ciudadanos no toleran que una mujer tenga autoridad sobre ellos. Me han dicho cosas como 'deberías regresarte a tu casa', cuenta sin amargura. No obstante, ha aprendido a manejar estas situaciones centrándose en su labor y en lo realmente importante: que la persona comprenda la infracción y evite reincidir.

Defensora del feminismo, cree firmemente en la sororidad y en la necesidad de abrir camino para que más mujeres ocupen cargos de decisión. "Debemos entender que no somos competencia, sino aliadas. Si una mujer tiene el perfil, merece la oportunidad".

Madre y jueza, dos roles que conviven

Ser jueza cívica es una vocación, pero ser madre es su mayor alegría. Con dos hijos de 14 y 11 años, disfruta cada momento con ellos. "Soy la mamá que echa porras en los partidos de fútbol y en las artes marciales. Me encanta cocinarles y estar con ellos al 100% en mis días de descanso". Su esposo ha sido un gran apoyo en la dinámica familiar, permitiéndole equilibrar su vida personal y profesional.

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El futuro de la justicia cívica

Para Stephanie , el modelo de Justicia Cívica es una herramienta que permite acercar a la autoridad con la ciudadanía. "El ciudadano es el mejor vigilante de su comunidad. Muchas veces, vienen por una infracción, pero terminan diciendo: 'En mi colonia no hay luz', o 'el semáforo no funciona', y eso nos permite direccionar los servicios municipales".

Con un promedio de 70 audiencias diarias, su día a día está marcado por la responsabilidad y el compromiso. Y si algo la motiva, es la satisfacción de saber que está haciendo una diferencia. "Quiero ser recordada como una jueza humana y empática, pero también justa. Porque ser empática no significa eximir de la responsabilidad. Para aprender, es necesario enfrentar las consecuencias de nuestros actos".

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A través de su trabajo, Estephany Topacio ha demostrado que la justicia no tiene por qué ser fría ni distante. Con sensibilidad, pero también con firmeza, ha convertido su cargo en una oportunidad para humanizar la ley y transformar la vida de quienes pasan por su juzgado.

rmr

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