
Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- Desde hace unas semanas comenzó a prepararse en Michoacán la celebración de la Noche de Muertos, los días 1 y 2 de noviembre, cuando las culturas purépecha, mazahua y otomí aprovechan para reencontrarse con las almas de sus seres queridos o para poder dialogar con aquellos que solamente pasaron a otro plano existencial, según la visión de las diferentes comunidades.
En la cultura purépecha, la Noche de Ánimas, o lo que se conoce como Ánimeecheri K’uinchekua, es la fecha en la que se reúnen los "tres mundos", para convivir los vivos con sus ancestros y los dioses, de acuerdo con la explicación del antropólogo y doctor en Etnología Juan Gallardo, de El Colegio de Michoacán, quien dijo que los pueblos de esta cultura tienen sus particularidades para la celebración, pero coincide en elaborar una ofrenda, en la que destaca la flor de cempasúchil, principalmente.
Esta región se destaca por ser el "epicentro" de la tradición de Noche de Muertos en Michoacán, por lo que cada año llegan miles de turistas, tanto del interior del estado, como del país y del extranjero.
Elementos de los altares:
Los purépechas elaboran ofrendas en tres niveles, y cada uno tiene un significado:
Auándarhu (el firmamento), donde moraban los dioses celestes, que son tatá Jurhiata (el Sol), naná Kutsï o Naná Kuerájpiri (la luna) y Jóskuecha (las estrellas).
Echérindo o Echerio (la Tierra), donde se encontraban los hombres que tenían que imitar las virtudes de los dioses, que eran las mismas deidades celestes que habían descendido a convivir con el hombre y que se hacían presentes en el fuego, por ejemplo.
K’umienchakuarhu (lugar de sombras). Es la región inferior, es donde se desataba el hombre al dejar la Tierra, o a donde bajaban los dioses del cielo y de la Tierra cuando los astros morían en el poniente.
Aunque son de la misma cultura, en cada comunidad purépecha las ofrendas a los difuntos tienen variaciones, pero comparten muchos elementos, como la flor de cempoalxóchitl, que es la que indica el camino a las ánimas para llegar a casa.
Elementos:
Cruz: se coloca en lo más alto de la ofrenda, es adornada con cempasúchil, la cual representa la unión del cielo, la tierra y el inframundo.
Fuego o velas: además de iluminar el retorno del alma al mundo terrenal, el fuego de las velas simboliza la presencia de Curicaueri: deidad del fuego y Sol.
Humo (copal): creado por el copal, este elemento representa la asunción del alma con los dioses.
Sal: representa el bautismo y contribuye a evitar que el cuerpo se destruya.
Comidas: son los alimentos el mayor deleite para quien se ofrenda y constituyen la base de sustento en su nueva existencia.
Agua: calma la sed de las ánimas, tras un largo viaje de la muerte, y es el elemento de vida en la madre Tierra.
Panes, frutos y hortalizas crudas: las ofrendas de la cosecha representan un atributo de Cuerauaperi, deidad de la vida y de la muerte, que asegura la existencia de la comunidad en el universo.
Flores: la flor de cempoalxóchitl y la “flor de ánima”, que es la orquídea morada, representan a la naturaleza, a la vida, y dan vitalidad a la ofrenda en su conjunto.
Petate: por su forma cuadricular, demarca un espacio religioso.
Dulces: son una burla a la muerte, una sátira en contra del hecho de morir, pues al fin y al cabo estas calaveras se comen.
Pan de muerto: esta es una idea cristiana-católica, una representación de la carne a través del pan, como en la Eucaristía.
Papel picado: se coloca para evidenciar con su movimiento la presencia del aire, como otro elemento de la ofrenda.
Culturas mazahua y otomíe
Michoacán es rico en cultura, y aunque durante el mes de noviembre los reflectores se centran en la región lacustre de Pátzcuaro, en la región Oriente, particularmente en el municipio de Zitácuaro, hay presencia de mazahuas y otomíes, quienes también esperan a sus seres queridos de una forma muy especial desde los días 28, 29, 30 y 31 de octubre; así como el 1 y 2 de noviembre, pues será la oportunidad en la que volverán a platicar con sus seres queridos que se adelantaron en el camino, según platicaron habitantes e investigadores.
En estas culturas se conoce como la festividad de Todos los Santos, en la que se le da una gran importancia al ciclo de la vida y a la actividad agrícola, y se tiene la creencia de que en estas fechas se tiene nuevamente la oportunidad de platicar con aquella persona que cruzó a otro plano existencial sobre la actualidad de la familia o de la localidad, según compartió Rodolfo Oliveros, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Elementos de los altares mazahua y otomí
En comparación con la cultura purépecha, hay particularidades en las ofrendas de los mazahuas y otomíes, quienes hacen la velación para esperar las almas de sus difuntos, aunque comparten la mayoría de elementos.
Altar: en la cultura mazahua se habla de la colocación de un altar de siete niveles, pero se caracterizan por hacerse a ras de piso, en una esquina, en una forma de L.
Flores aromáticas: en el caso de esta cultura, usan flores aromáticas, principalmente el pino, que sirven de guía a las ánimas.
Cempasúchil: esta flor se usa para marcar el camino de acceso a la casa, para que puedan encontrar la vía de regreso.
Velas: la vela, o veladoras, es encendida para crear un “vínculo” e iniciar el diálogo con el alma que regresa.
Fruta de temporada: la fruta que se coloca en la ofrenda es la de temporada que se da en la comunidad.
Los mazahuas reparten la ofrenda con los familiares el 2 de noviembre.
Otomíes
Rosarios: los otomíes colocan un “rosario” que elaboran con frutas y panes de diferentes formas encima de la ofrenda.
Alimentos: al igual que otras culturas, se prepara la comida que más le gustaba al difunto, y se hace con lo que produce la propia comunidad.
Flor "vara blanca": es una flor que ya no se usa con tanta frecuencia debido a que se está extinguiendo, pero es aromática y sirve para atraer al difunto.
Petate y copal: como en algunos casos los altares van a ras de piso, es en el petate donde se colocan las velas, el pan, el copal y las flores aromáticas, junto con toda la ofrenda para el difunto.
Mariposa Monarca
La mariposa Monarca en estas dos culturas tiene un papel importante, pues se cree que cada una es el alma de los difuntos que regresan a la localidad.
rmr